sábado, 31 de enero de 2009

Regreso



Después de un tiempo, no del todo desconectado pero si algo "alejado" vuelvo a este blog para seguir escribiendo en él. Decir o recordar que hay diferentes caminos en la vida y que cada uno escoge el suyo propio a la hora de "vivir". Por eso, no es mi intención que lo que yo diga sea tomado al pie de la letra. Lo que yo diga o pueda decir es sólo lo que yo digo, es mi visión de lo que sucede a mi alrededor y en mi interior. Todo es susceptible de ser cuestionado o puesto en duda, porque es la única manera de experimentar si lo que se dice o se hace va con nosotros o no.

Asi pues, y siguiendo con el tema de mi regreso, he de decir que este regreso supone una aceptación activa que no pasiva. La aceptación pasiva implica resignación, la activa, por el contrario, conlleva el poner en marcha toda una serie de mecanismos de avance que implican compromiso y consecuencia con lo que se acepta.

Aceptar no es fácil, requiere de una reflexión profunda. Yo no acepto sin más, antes he de pasar por una serie de filtros, que están ahí como mecanismo de defensa, como montaje del ego y que han de ser desmontados previamente para poder llegar a alcanzar la plena aceptación. Esos filtros de los que hablo están tan enraizados que la tarea es árdua pero no imposible.

Hoy, quizas por que ya soy un año mayor que hace dos dias (sonrio) sé que todo en mi vida pasa por aceptar sin resignarme y sé que soy mi mejor recurso para conseguirlo, no en vano hace tiempo que me preparo para ello. Por eso, hoy, despues de un tiempo "fuera de mi", hoy regreso a casa.

miércoles, 7 de enero de 2009

EL PODER DEL MANTRA


El poder y alcance del mantra depende de la actitud del que lo repite. Así lo evidencia la siguiente historia.

Un eremita vivía a la orilla del río. Era alimentado por una lechera que todos los días le regalaba leche para su manutención. El eremita había concedido una mantra a la buena mujer y le había dicho:

--Repitiendo este poderoso mantra puedes ir a través del océano de la existencia.

Pasó el tiempo. Cierto día en que la lechera iba a cruzar el río para llevar la leche al eremita, llovió torrencialmente y las aguas del río se desbordaron. No había manera de pasar el río en barca. La mujer recordó lo que había dicho el eremita: “Repitiendo este poderoso mantra puedes ir a través del océano de la existencia”. Y se dijo a sí misma: “Y esto sólo es un río”. Repitió interiormente el mantra con mucho amor y motivación y comenzó a caminar sobre el agua hasta llegar donde estaba el eremita. Al verla, éste, muy extrañado, preguntó:

--¿Cómo has podido llegar hasta aquí si el río se ha desbordado?

La mujer repuso:

--Como me dijiste que con el mantra que me entregaste podía atravesar el océano de la existencia, pensé que sería mucho más fácil cruzar el río.

Recité el mantra y lo pasé caminando sobre las aguas.

Al escuchar esta explicación, el eremita se llenó de vanidad y pensó: “!Qué grado de evolución debo tener cuando la lechera ha podido hacer esta proeza con mi mantra!” Días después, el eremita tenía que ir a la ciudad. Las lluvias monzónicas no habían cesado y el río continuaba desbordado. El eremita pensó que no había ningún problema. Si el mantra había funcionado con la lechera, ¿cómo no iba a funcionar con él?

Empezó a repetir el mantra y se lanzó a las aguas del río. Automáticamente se hundió hasta el fondo y pereció.

*El Maestro dice: El ego es la muerte de lo más real que hay en uno mismo. No libera, esclaviza y ahoga.