sábado, 26 de febrero de 2011

Nunca te dije


Nunca te dije que la única forma que existe para llegar a liberarte es ser tú misma. Pero para ello primero has de saber quién o qué no eres. No eres lo que crees ser o todo lo que piensas que eres, ni siquiera eres lo que te gustaría ser.
El trabajo es árduo, lo sé, pero es un trabajo que, aun no "consiguiendo" los resultados esperados, te liberará, y te liberará de la propia idea de ser lo que no eres. No es el resultado lo que importa, lo que importa es que borres tu "disco duro" , de ideas, juicios, pensamientos...., en definitiva, de todo lo que te condiciona a ser lo que no eres. Lo que importa es que te enamores de tí y del amor, y no de alguien, de su imagen. Te enamoras de una imagen, de un ídolo, y luego...¡boom!. Los ídolos caen, las imágenes se disuelven y entonces surge la decepción. Y es que el amor está en ti y no has de buscarlo en el otro, ni siquiera proyectarlo para recibir lo que ya tienes. Es la única forma de que tú, independientemente del otro y junto con él puedas disfrutar del amor. Y el otro ha de comprender así mismo, lo que tu has de comprender.
Sé libre, libérate del "respeto" hacia los demás, que no es más que miedo; libérate de todo lo que condiciona el que tú seas lo que ya eres. Tú eres tú. No esperes, no pongas tus expectativas en el otro, no lo "adores", tan sólo disfruta de tu felicidad, que es inherente a ti y no proviene del exterior. Y si esa felicidad la puedes compartir, si ese amor lo puedes dar, entonces hazlo y disfruta del acto, no del resultado.
Te amo, pero ante todo yo soy amor y, si te vas, sonreiré, seguiré siendo feliz, porque no necesito más de ti que saber que tú te amas a tí misma y que una vez los dos nos amamos en libertad.
Eres libre, aunque no lo comprendas, fuiste libre, aunque no lo sintieras, y amaste, aunque ya no lo recuerdes.