viernes, 29 de febrero de 2008

A dónde ir

Una pregunta que antes o después nos hacemos todos. La mayoría de las veces no es fácil responder a ella y nos contentamos con salidas alternativas que nada tienen que ver con lo que verdaderamente quisiéramos hacer.¿Por qué tantos rodeos si todos y cada uno de nosotros sabemos lo que tenemos que hacer?. Creemos que estamos atrapados en la red que día tras día, año tras año hemos ido tejiendo y no vemos o no queremos ver más allá de esa red. Lo fácil, lo cómodo, lo conocido…demasiado tentador para empezar a tener una visión más profunda de las cosas…de las cosas de dentro, de nuestro interior. El exterior ya lo tenemos, podemos desenvolvernos en él, cada cual a su manera, más o menos de forma adecuada; pero el interior, mirar hacia él es lo que nos falta. Ahí están todas las respuestas, ahí no existe el engaño. El interior es una fuente inagotable de soluciones a todas nuestras pesadillas, depresiones, frustraciones, incomprensiones. Sin embargo pensamos, tenemos la creencia de que las soluciones vienen de fuera. Creo que es un error, un error del que ninguno estamos a salvo. Cuando dejemos de buscar que nos quieran nos querremos, seremos nuestros propio bailarín privado (private dancer)… Somos nosotros mismos los que tenemos las respuestas y nadie nos va a dar la fórmula mágica para solucionar nuestros problemas, ¿o sí?.



jueves, 28 de febrero de 2008

Siguiendo las instrucciones del maestro

Era un maestro afamado. Su celebridad se había propagado de tal manera que muchos eran los que acudían a visitarlo y a escuchar sus enseñanzas. Disponía de un lugar de meditación en el himalaya. Todos los atardeceres se reunían con sus numerosos discípulos y visitantes y los instruía en las enseñanzas sagradas; también proporcionaba mensajes místicos, técnicas liberatorias y consejos espirituales. Tenia el don de la palabra y se hacia entender incluso por los mas incultos. Pero él mismo no era ni mucho menos un ser liberado. Tenia conocimientos y sabia impartirlos, pero no había hallado la liberación definitiva. Gozaba de mas fama que se sabiduría absoluta.

Cierto día llegó un hombre a escuchar sus enseñanzas. Pero cada vez que el maestro daba explicaciones, el hombre tenia que preguntar y preguntar, porque no entendía el mensaje del maestro, no comprendía las técnicas, no asimilaba la enseñanza, así un día y otro día, interrumpiendo al maestro, perturbando a los otros aspirantes, no habiendo manera de ensanchar su entendimiento y hacerlo comprender.
El maestro estaba desesperado. Se reunió con algunos de sus mas intimos y cercanos discípulos y los consultó a propósito de lo que estaba sucediendo. Los discípulos declararon:
-Ese hombre es un necio, un gran ignorante. Te aseguramos que no va haber quien le haga entender.
Pierdes el tiempo con él. Lo único que consigue es sembrar dudas en los otros aspirantes. Lo mejor es pedirle que se vaya.
El maestro convino con sus discípulos. Llamó al hombre y le dijo que no estaba maduro para seguir la vía espiritual y que había de partir lo antes posible. El hombre así lo hizo.

Pasaron los años. Un día, el hombre necio regresó hasta el lugar de meditación del maestro. Venia acompañado por numerosos criados; vestía de ropas mas caras y traía fabulosos regalos para el maestro y los discípulos de éste. Era muy rico, y nada mas verlo todos se dieron cuenta de ellos. El maestro le dijo:
- Enhorabuena. Veo que has prosperado mucho.
Pensó para sí: Aunque en la vida espiritual era un desastre, se ve que no ha sido del todo tonto en la esfera de los negocios.
El acaudalado hombre dijo:
- Maestro, todo ha sido gracias a ti.
El maestro sintió su ego henchido de placer, máxime cuando todos los presentes pudieron escuchar tal declaración. No cabia de orgullo en sí mismo. Picado por la curiosidad, preguntó:
- Bueno, amigo, y qué has hecho estos años, a qué te has dedicado?
El hombre contestó:
- He hecho simplemente lo que tú. Las enseñanzas e instrucciones que escuché de ti las di a otros.
Eso ha sido todo: nada más.

martes, 26 de febrero de 2008

Soy Tú (Dedicado a Fuego)

Era un discípulo honesto. Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento. Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de un yogui y llamó a la puerta.

--¿Quién es? -preguntó el yogui.

--Soy yo, respetado maestro. He venido para que me proporciones instrucción espiritual.

--No estás lo suficientemente maduro -replicó el yogui sin abrir la puerta-. Retírate un año a una cueva y medita. Medita sin descanso.

Luego, regresa y te daré instrucción. Al principio, el discípulo se desanimó, pero era un verdadero buscador, de esos que no ceden en su empeño y rastrean la verdad aun a riesgo de su vida. Así que obedeció al yogui.

Buscó una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda. Aprendió a estar consigo mismo; se ejercitó en el Ser.

Sobrevinieron las lluvias del monzón. Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva. Abandonó la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro. Llamó a la puerta.

--¿Quién es? -preguntó el yogui.

--Soy tú -repuso el discípulo.

--Si es así -dijo el yogui-, entra. No había lugar en esta casa para dos yoes.

La atención


Muchas veces hago las cosas sin prestar atención. Esta es una forma de no vivir. Hago cosas mientras pienso en otras; de esta manera me pierdo el momento presente. Sueño despierto y me pierdo la realidad del ahora.
Alguien me dijo un día: "Mientras estés comiendo, sólo come, mientras estés paseando, sólo pasea, mientras estés amando, sólo ama...porque cuando comes y no estás en ello, cuando paseas y no estás en ello, cuando amas y no estás en ello, nunca podrás apreciar los infinitos matices que te ofrece la vida en ese precioso instante".
Tenía razón...

domingo, 24 de febrero de 2008

El sentido de la vida (Rescatado de "El blog de Craven" 2 de Junio de 2007)




Para todos y cada uno de nosostros la vida tiene un sentido, o más, e incluso para algunos no tiene sentido. Nos pasamos la vida haciendo cosas, deseando tener dinero, amor, propiedades, deseando ser felices y no caer en desgracia. Deseamos tener tanto que nos olvidamos de Ser. Nos valoramos por lo que tenemos o no tenemos y no por lo que somos. Pero ¿Qué es lo que somos?. ¿Somos hombres o mujeres, abogados, artistas, carpinteros, artesanos, somos hijos o padres, hermanos?. Nos llamamos de una determinada manera pero no somos nuestro nombre, tenemos una ocupación pero no somos nuestra profesión. ¿Entonces? ¿Estamos viviendo una vida que no es nuestra? ¿Cómo podemos llegar a saber quienes somos y qué hacemos aquí? Pués quizás podríamos empezar por conocer lo que no somos e ir descartando todas esas etiquetas de profesión, género (masculino o femenino), estado civil, lo que la gente piensa de nosotros y lo que nosotros pensamos de nosostros mismos, y al final llegaríamos a lo que realmente somos. Nos llevaríamos todos una gran sorpresa al descubrir cuánto nos parecemos todos y cual es el sentido de nuestra vida, pero eso lo dejo para cada uno de vosotros y vosotras. El camino es largo y con muchos obstáculos pero durante el mismo iremos descubriendo que verdaderamente merece la pena recorrerlo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Concentración

Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso
campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como
arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo
de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con
el segundo tiro. "Ahí está", le dijo al viejo, "¡a ver si puedes
igualar eso!". Inmutable, el maestro no desenfundó su arco, pero
invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso
sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto
de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por
un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del
inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco
un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y
directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente
en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin
fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer
el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero
tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".

lunes, 18 de febrero de 2008

El largo sueño (rescatado de "Confesiones de un impostor") 14 de Julio de 2007



Hace poco tiempo que empecé a despertar de un largo sueño, de un letargo que parecía no tener fin, de una vida gris en la que todos los días eran iguales…
Hace mucho tiempo que noté la presencia de un ser extraordinario; su fuerza estaba en todos sitios, su vitalidad, su alegría, todo me envolvía, pero yo seguía en mi letargo, en mi invierno perpetuo.
Ahora que he conseguido contactar con ese ser, ahora es cuando empiezo a despertar. El despertar es duro, no por el hecho de despertar sino porque ahora soy consciente de mi vida no vivida, de los días perdidos, de los sueños no soñados, de los besos y abrazos no recibidos…
También yo tengo parte en ese despertar pero ese ser que estaba ahí en el momento adecuado ha sido el desencadenante de toda una revolución en mi interior. A ese ser le reconozco la parte que le toca en mi renacimiento. Yo no soy el ave fénix pero he resucitado a la vida desde la penumbra incierta de una noche interminable que ha durado mas de veintitrés años. Se dice pronto pero es toda una vida, veintitrés años siendo un impostor.
Ahora estoy dentro, dentro de la vida. A la vida, en contra de lo que pueda parecer, es fácil entrarle pero hay que estar preparado, hay que estar entrenado. Vivir la vida no es descontar días, la vida no se cuenta por días sino por momentos, por eso vivir la vida es vivir el momento que ahora, justo ahora, acaba de pasar por delante de mí. Y yo no vivía; dejaba pasar lo días, los años, iba descontando. Yo mismo había elegido tener un carnet por puntos y yo mismo me los quitaba. Pero todo iba bien, todo estaba bien a la vista de los demás, yo era un impostor.

domingo, 17 de febrero de 2008

Aceptar

Nada permanece invariable, ni siquiera nada permanece. Intentar acaparar o guardar su esencia es inútil, por eso es mejor aceptar los cambios que se producen, pero aceptarlos con el corazón.
La belleza de una persona radica en sus posibilidades de cambio; la belleza de quien contempla ese cambio radica en sus posibilidades de adaptarse a ese cambio. Así, por ejemplo, el amor desaparece cuando nos anclamos en nuestras creencias e ideales sobre él. Pero el amor no es estático y si no aceptamos su dinamismo al final se acaba.
Aceptar y aprender de los cambios es la mejor manera de vivir ese cambio, ese cambio continuo que es la vida.

sábado, 16 de febrero de 2008

Pasará

Un estudiante fue con su maestro de meditación y dijo: "¡Mi
meditación es horrible! Me siento tan distraído, o me duelen las
piernas, o me estoy quedando dormido constantemente. ¡Es horrible!"

"Pasará", dijo el maestro con toda naturalidad.

Una semana después, el alumno volvió con su maestro: "¡Mi meditación
es maravillosa!¡ Me siento tan consciente, tan tranquilo, tan vivo!
¡Es maravilloso!

"Pasará", dijo el maestro con toda naturalidad.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Ni tú ni yo somos los mismos

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.

Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido, Devadatta preguntó:

--¿No estás enfadado, señor?

--No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

--¿Por qué?

Y el Buda dijo:

--Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.


Dedicada a alguien muy especial

domingo, 10 de febrero de 2008

Todo pasará


Hay recuerdos en mí que guardo con especial cariño y otros, que sin ser agradables,también los guardo porque forman parte de mi historia. Ambos tipos coexisten en mi memoria y es imposible que pueda elegir cuales quiero retener y cuales no. Tan sólo puedo aceptar que un dia sucedieron, tanto unos como otros, y vivir con ellos pero no de ellos, por muy buenos y agradables que fueran.
Y así llego a la conclusión de que lo mejor que me da la vida no son esos buenos recuerdos sino el presente que tengo, un presente que, aunque dentro de unas horas será ya pasado, es lo único que verdaderamente tengo y es para siempre, porque siempre tendré al presente como la mejor y única opción de vida posible, esté viviendo la situación que esté viviendo.
Esas aves de la fotografía pasarán, esas nubes negras también pasarán y al final...saldrá el sol en tu vida y en la mia.

jueves, 7 de febrero de 2008

El regalo de insultos


Vivió una vez un gran guerrero. Aunque muy viejo, aún era capaz de
vencer a cualquier contrincante. Su reputación se extendió
ampliamente y muchos estudiantes se juntaron para aprender con él.
Un día, un infame joven guerrero llegó al pueblo. Estaba decidido a
ser el primer hombre que venciera al gran maestro. Ademas de su
fuerza, tenía una habilidad asombrosa para encontrar y explotar
cualquier debilidad en un oponente. Esperaría que su oponente hiciera el primer movimiento, y así revelara una debilidad, y entonces atacaría con despiadada fuerza y velocidad de rayo. Nadie había durado con él en un encuentro más alla de su primer movimiento.
En contra de los consejos de sus preocupados estudiantes, el viejo
maestro aceptó gustoso el reto del joven guerrero. Cuando ambos
estaban listos para la batalla, el joven guerrero empezó a dirigirle insultos al viejo maestro. Tiró tierra y escupió en su cara. Por
horas lo agredió verbalmente con todas las maldiciones e insultos
conocidas por la humanidad. Pero el viejo guerrero simplemente se
mantuvo en pie inmóvil y calmo. Finalmente el joven guerrero se
agotó. Reconociendo que estaba vencido se alejó sintiéndose
avergonzado.
De alguna manera desilusionados de que el maestro no hubiera peleado con el insolente joven, sus alumnos lo rodearon y le
preguntaron. "¿Cómo pudo soportar semejante vileza? ¿Cómo hizo para
ahuyentarlo?
"Si alguien viene a ti con un regalo y no lo recibes, "replicó el
maestro, "¿a quién pertenece ese regalo?"

sábado, 2 de febrero de 2008

Bahaudin y el caminante

Bahaudin el-Shah, gran maestro de los derviches Naqshbandi, encontró un día a un compañero en la gran plaza de Bujara.

El recién llegado era un kalendar errante (derviche errante) de los Malamati, los "Censurables", Bahaudin estaba rodeado por sus discípulos.

"¿De dónde vienes?", le preguntó al viajero, con la expresión sufí habitual.

"No tengo ni idea", dijo el otro, riendo estúpidamente.

Algunos de los discípulos de Bahaudin murmuraron su desaprobación por esta falta de respeto.

"¿Adónde vas?", prosiguió Bahaudin.

"No sé", gritó el derviche.

"¿Qué es el Bien?"

Para entonces ya se había reunido una gran multitud.

"No lo sé."

"¿Qué es el mal?"

"No tengo ni idea."

"¿Qué es lo Correcto?"

"Todo lo que es bueno para mí."

"¿Qué es lo Equivocado?"

"Todo lo que es malo para mí."

Las gentes, agotada su paciencia e irritada por este derviche, lo apartaron. Éste se fue caminando decididamente a grandes pasos en una dirección que no llevaba a ninguna parte, muy lejos.

"¡Idiotas!", dijo Bahaudin Naqshband, "este hombre estaba representando el papel de la humanidad. Mientras vosotros le despreciabais, él estaba mostrando deliberadamente la falta de atención que todos vosotros mostráis, de forma inconsciente, todos los días de vuestras vidas".