Me gustan los cuentos. De pequeño mi abuela me contaba los cuentos de "las mil y una noche" y yo nunca me los perdía por nada del mundo. Ahora me he vuelto a reencontrar con ellos y los voy a compartir con vosotros porque, entre otras cosas, encierran una gran belleza y sobre todo gran sabiduría. Estos cuentos son cuentos de otras culturas y tradiciones, sobre todo sufies, casi no es preciso comentarlos pero de vez en cuando os dejaré mi pequeño comentario al respecto. Ni que decir tiene que cada uno/a sacará sus propias conclusiones sobre el cuento y que mi comentario es solo mi comentario, uno más. Lo que sí sería bonito es que vosotros, si os apetece, aportéis vuestro comentario. Siempre será bien recibido porque todos podemos aprender de todos.
jueves, 31 de enero de 2008
miércoles, 30 de enero de 2008
El brillo del poder
Un derviche que había estudiado con un gran maestro sufí recibió la instrucción de perfeccionar su conocimiento sobre el ejercicio de la percepción, y después volver con él para continuar con el aprendizaje. Entonces se retiró a un bosque y se concentró en la meditación interior con una gran fuerza y aplicación, hasta conseguir que casi nada le molestara.
Sin embargo, no se concentró lo suficiente en la necesidad de guardar en el corazón todos sus objetivos de la misma forma, y su empeño en tener éxito en ese ejercicio resultó más fuerte que su resolución de volver a la escuela desde la que se le había enviado a meditar.
Un día, cuando estaba concentrándose en su yo interior, un ligero sonido penetró en sus oídos. Molesto por esto, el derviche dirigió la mirada hacia las ramas del árbol del que parecía provenir el sonido y vio un pájaro. Por su mente cruzó el pensamiento de que este pájaro no tenía derecho a interrumpir los ejercicios de una persona tan consagrada a su tarea. Tan pronto como concibió esta idea, el pájaro cayó muerto a sus pies.
Ahora bien, el derviche no había avanzado lo suficiente en la senda del sufismo para darse cuenta de que existen pruebas a lo largo de todo el camino. Todo lo que pudo ver en aquel momento fue que había alcanzado un poder como nunca antes había tenido. Él podía matar a un ser vivo; o tal vez el pájaro hubiera resultado muerto por una fuerza distinta a la de su interior, ¡y todo porque él había interrumpido sus oraciones!
"Realmente debo de ser un gran sufí", pensó el derviche.
Se levantó y se puso a caminar hacia la ciudad más cercana. Cuando llegó, vió una casa elegante y decidió pedir allí algo de comer. Llamó a la puerta y le abrió una mujer; entonces el derviche dijo:
"Mujer, tráeme comida, porque soy un derviche superior, y es bueno dar de comer a los que están en el Camino."
"Ahora mismo, venerable sabio", respondió la mujer, y desapareció dentro de la casa.
Pero pasó mucho tiempo, y la mujer no regresaba. A cada momento que pasaba, el derviche se impacientaba más. Cuando la mujer volvió, el derviche le dijo:
"Considérate afortunada porque no descargo sobre ti la ira de los derviches, ¿o no sabe todo el mundo que la desgracia puede abatirse sobre quienes desobedecen a los Elegidos?"
"Es cierto que la desgracia puede llegar, a no ser que uno sea incapaz de resistirla gracias a ciertas habilidades personales", dijo la mujer.
"¡Cómo te atreves a contestarme de esa manera!", gritó el derviche, "y, en todo caso, ¿qué quieres decir?".
"Sólo quiero decir", respondió la mujer, "que no soy pájaro en un claro del bosque".
Al oír estas palabras, el derviche se quedó estupefacto. "Mi ira no te está haciendo daño, y además puedes leer mis pensamientos", farfulló.
Y le rogó a la mujer que fuera su maestra.
"Si has desobedecido a tu propio maestro, también me dejarás a mí", respondió la mujer.
"Bueno, por lo menos dime cómo has alcanzado un estadio del conocimiento mucho más elevado que el mío", pidió el derviche.
"Obedeciendo a mi maestro. Cuando me llamó, me dijo que escuchara sus charlas y practicara sus ejercicios; por otra parte, tenía que atender tanto a los ejercicios como a mis tareas mundanas. De esta forma, aunque hace años que no sé nada de él, mi vida interior se ha expandido constantemente, dándome poderes tales como el que tú has visto, además de muchos otros."
El derviche regresó a la tekkia de su maestro para seguir aprendiendo. El maestro no le permitió hablar sobre nada de lo sucedido, y se limitó a decirle cuando apareció:
"Ve a servir al barrendero que limpia las calles de tal ciudad."
Como el derviche tenía a su maestro en muy alta consideración, fue a aquella ciudad. Pero cuando llegó al lugar en que trabajaba el barrendero y le vió allí cubierto de basura, le dió asco acercarse a él y no era capaz de imaginarse a sí mismo como su criado.
Estaba allí de pie sin reaccionar, cuando el barrendero dijo, llamándolo por su nombre:
"Lajaward, ¿qué pájaro has matado hoy? Lajaward, ¿qué mujer ha leído tus pensamientos hoy? Lajaward, ¿qué asqueroso deber te impondrá tu maestro mañana?"
Lajaward le respondió:
"¿Cómo puedes ver dentro de mi mente? ¿Cómo puede un basurero hacer cosas que no puede hacer un piadoso ermitaño? ¿Quién eres tú?"
El barrendero dijo:
"Algunos ermitaños piadosos pueden hacer estas cosas, pero no las hacen para ti, porque tienen otras cosas que hacer. A ti te parezco un barrendero porque ésa es mi ocupación. Como no te gusta la profesión, no te gusta la persona. Como te crees que la santidad consiste en lavarse, sentarse y ponerse a meditar, nunca la alcanzarás. Yo he conseguido las facultades que ahora tengo porque nunca he pensado en la santidad: he pensado siempre en el deber. Cuando te enseñan a cumplir los deberes para con tu maestro, o lo deberes hacia lo sagrado, lo que te están enseñando es el deber en sí, estúpido. Lo único que ves son los deberes "para con alguien" o los deberes "con el templo". Como eres incapaz de concentrarte en la idea del deber en sí, estás perdido."
Y Lajaward, cuando fue capaz de olvidar que era el criado de un barrendero, y se dió cuenta de que ser un criado era un deber, se convirtió en el hombre que conocemos como el Iluminado, el Hacedor de Milagros, el Maravillosamente Perfumado Sheik Abdurrazaq Lajawardi de Badakhshan.
Publicado por Antonio a las 21:40:00 4 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
domingo, 27 de enero de 2008
miércoles, 23 de enero de 2008
Juntos pero no revueltos
En esta vida que nos ha tocado vivir generalmente vivimos los acontecimientos con acuerdo a nuestra propia realidad. La mayoría de las veces no nos paramos a pensar si lo que hacemos es lo más adecuado y quizás lo menos malo para nosotros mismos. Nos vemos influenciados por los pareceres de los demás, tomamos decisiones teniendo en cuenta los deseos y criterios de los demás, en definitiva, solemos anteponer a los demás, como parte de esa particular visión nuestra de la realidad, a nuestras verdaderas necesidades. Este desplazamiento hacia los demás nos priva de una visión más profunda de la realidad en general y nos ancla en una posición cómoda y al tiempo irresponsable con nosotros mismos. Los demás quedan también atrapados por esa realidad ficticia y son privados de experimentar por ellos mismos la vivencia más personal que se deriva del hecho de “ser”. Se crea un fenómeno en cadena de despersonalización en el que nadie tiene asumido su propio trabajo interior, y en el que quedamos expuestos a los caprichos y veleidades de los otros y , lo que es peor, somos vulnerables a todos los acontecimientos externos a nosotros porque no hay un rumbo a seguir, tan solo mandan esos acontecimientos.
En esos momentos no hay nada mejor que hacerse unas preguntas sencillas pero efectivas: ¿Es esto realmente lo que yo quiero hacer, decir…? ¿Qué es lo que me impide hacer lo que realmente quiero (no lo que debería o tendría o se espera que haga) hacer? ¿Qué pasa si no hago lo que se espera de mí?. Somos capaces de hacernos estas preguntas, somos capaces de hacer un alto en el camino y ver qué está pasando…pero no lo hacemos. Hagámoslo y veamos la diferencia. Seremos más nosotros mismos y los demás tendrán un punto de referencia más sano que les hará recapacitar y mirar más hacia su propio interior.
Publicado por Antonio a las 20:31:00 6 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
martes, 15 de enero de 2008
Tus margaritas
Vale. Ya no mando más flores. Estas margaritas son para ti y solo porque eras tú.
Un beso, Reina.
PD: Ahora solo te falta deshojarlas, sí, no, sí, no, sí, no...anda, sigue tú que son muchas y cansa
Publicado por Antonio a las 20:26:00 0 COMENTARIOS
Etiquetas: Varios
lunes, 14 de enero de 2008
Como una rosa
Publicado por Antonio a las 18:45:00 8 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
miércoles, 9 de enero de 2008
Para vosotros
Publicado por Antonio a las 20:50:00 8 COMENTARIOS
Etiquetas: Varios
martes, 8 de enero de 2008
domingo, 6 de enero de 2008
Tan lejos como mis ojos puedan ver
Mi camino pasa por dejar atrás mi disfraz y por ver, ver tan lejos como mis ojos puedan ver...
Publicado por Antonio a las 19:54:00 4 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
jueves, 3 de enero de 2008
Esta noche mi niño ya no caerá más en el olvido
"Esta historia pertenece a mi otro blog pero quería que estuviera en este también"
Te voy a contar una historia cargada de sentimientos, cargada de tristeza y de inocencia. Nadie hasta ahora la había oido. Tu vas a ser la primera en escucharla, pero escúchala con el corazón porque es la única manera de entenderla. Es la historia de un niño que vivía en un castillo de arena; es una historia real.
"Nació en una familia humilde y ya desde muy pequeño empezó a saber lo que era estar solo. Sus padres, en su afán de protegerlo le negaban todo lo que los demás niños tenían sin apenas pedirlo.
Subido a una silla, con tres años miraba por la ventana a otros niños de su edad jugar en la calle y se preguntaba, no sin cierta tristeza e incomprensión, por qué el no podía salir a jugar con ellos.
Conforme pasaba el tiempo y crecía sabía que no era como los demás porque los demás iban a sitios donde a él sus padres no le dejaban. Los demás iban de excursión y él no, los demás iban a hacer karate y él no, los demás tenían una bicicleta y el no. El no era como los demás. Sus padres no lo dejaban. Y así este niño empezó a crear un mundo a parte del de los demás, un mundo interior, un mundo con paredes de arena…
En su mundo todo era fantástico, no existía el dolor, no existía la realidad, todo era perfecto, ya no necesitaba amigos. Tenía unos tebeos, tenia unos juguetes que desarmaba para ver cómo funcionaban… y se tenía a si mismo, aunque esto le causaba más problemas que beneficios.
Para cuando sus padres le dejaron más libertad este niño era ya un niño con muchos miedos pero con un gran corazón. Era capaz de ponerse en lugar del que sufría y hacia suyos los sufrimientos de los demás. Aun así y haciendo un gran esfuerzo empezó a jugar con otros niños, empezó a saltarse las normas de sus padres, empezó a ser un rebelde, un intrépido muchachito de ocho años. Dejó de tener miedo pero no dejó de tener el instinto del lobo solitario. Olía el peligro antes que los demás, se anticipaba, era rápido como el viento y, dentro de su pseudolibertad, empezaba a ser feliz.
Aunque los castigos eran severos (un día fue golpeado por uno de sus progenitores con una goma de tubo de un metro en el costado y se le quedaron unos hematomas que tardaron en desaparecer un mes) el siempre se mostraba desafiante, porque ansiaba ser libre y no quería volver a su castillo de arena. Pero un día vio como unos niños se reían de su padre. Si, estaba claro que a su padre le pasaba algo y entonces otro niño se lo dijo: tu padre está borracho. Ese día el cielo cayó encima del niño, la tristeza asomó en su ojos y otra vez y con el alma encogida volvió a recluirse en su castillo. Dejó de salir a la calle y pasaron años y años. Solo salía para ir a la escuela y para jugar, pero jugaba con miedo, miedo a que su padre viniera bebido y los niños se burlaran de él. Y ese niño empezó a correr y correr para evitar ser alcanzado por las burlas de los demás. Corría con tanta rabia que no había ningún otro niño que pudiera alcanzarlo en una carrera en el colegio o en la calle. Adquirió resistencia y era capaz de pasar horas corriendo sin parar. Esto de correr le sirvió más adelante y ganó muchas carreras. Nunca llegaba tarde a ningún sitio, solo tenía que correr y correr…
Cuando murió su padre aquel niño respiró aliviado porque ya podría salir con tranquilidad a la calle, ya no se burlarían más de él. Años después lloró amargamente porque se dio cuenta de que había perdido a ese padre. Le pidió perdón en sus oraciones y le dijo desconsolado que estaba muy avergonzado por haberle dado la espalda, que ahora ya no podría darle un beso pero que siempre estaría en su corazón… Esa noche el niño durmió entre sollozos y recuerdos y sobre todo con la esperanza de ser perdonado…"
Ese niño es el que ahora te está escribiendo y ahora también está llorando con el corazón encogido, ese niño ha estado mucho tiempo escondido y esta noche le he tendido una mano, esta noche voy a jugar con él y a decirle que no tenga miedo que aquí estoy yo para cuidar de él y que nunca más volverá a estar solo y que ya puede sonreir y abrir los ojos porque ya nadie más le va a hacer daño. A partir de esta noche a ese niño no le va a faltar nada. Esta noche los dos volveremos a ser uno, esta noche mi niño ya no caerá más en el olvido.
Mi querida amiga, mi niño y yo te agradecemos lo que has hecho por nosotros y los dos te pedimos que tú también te acuerdes de tu niña, que la mimes y que la quieras y que nunca la abandones porque ella necesita de ti tanto como tú necesitas de ella.
Publicado por Antonio a las 21:37:00 2 COMENTARIOS
Etiquetas: Vida
miércoles, 2 de enero de 2008
¿Donde está la felicidad?
¿Donde está pués la felicidad?. La respuesta para mí es simple: siempre va con nosotros. No hay que irse lejos a buscarla, solo hay que buscar en nuestro interior. Y eso es lo que yo estoy haciendo ahora, en estos momentos, porque la oportunidad de ser feliz nunca llega si la esperamos, la oportunidad ya está pasando por delante de nosotros.
Publicado por Antonio a las 23:01:00 6 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
¿Por qué este blog?
Por mi trabajo estoy acostumbrado a ver la muerte de cerca y no solo a verla sino también a tocarla. Pero siempre era la muerte de los demás con la que me enfrentaba hasta que en el verano de este 2007 estuve a punto de morir aplastado por una tonelada de ladrillos que cayó de un edificio en construcción. Me salvó, paradójicamente, una llamada de móvil que me hizo detener mi marcha para atenderla. Justo a escasos diez metros, e instantes después, escuché un gran estruendo: una tonelada de ladrillos acababa de caer a la vía pública, por donde habría pasado si no me hubiera detenido.
Esto me hizo ver la vida de forma diferente. El tópico de “después de una experiencia en la que se ha estado a punto de morir” la gente cambia su concepción de la vida, empezó a hacerse presente en mi. Así que durante un tiempo tuve presente que la vida en cualquier momento puede perderse y que preocuparse por cosas sin importancia no tiene mayor sentido, incluso ni por cosas importantes.
Mientras tuve esto presente funcioné mejor, pero poco a poco lo fui olvidando y otra vez volví a ser el de siempre, a preocuparme, a enfadarme por cosas banales…a no vivir.
Aprendiendo a vivir, mi segundo blog, nace para recordarme lo que es esencial en la vida y lo que no lo es, para separar el grano de la paja, en definitiva para hacer uso de toda la potencialidad que el ser humano posee y que muy pocas veces utilizamos. Y sobre todo, para recordarme que la vida es más sencilla de lo que parece aunque a veces nos empeñemos en complicárnosla.
No es un blog concebido par ayudar a nadie, pero si lo que escriba en él le sirve a alguien pues me alegraré de que así sea.
A parte de experiencias reales dejaré en él reflejado lo que me está sirviendo a mi para desenvolverme en la vida, para manejar mi propia vida. Por supuesto lo que a mí me sirva no tiene por qué servir a otros, por eso creo honestamente que si alguien está interesado en lo que pueda dejar escrito aquí, que sea crítico con lo que está leyendo, y si cree que merece la pena para incorporarlo a su aprendizaje, pues ¡adelante!
Publicado por Antonio a las 19:58:00 3 COMENTARIOS
Etiquetas: Vida