miércoles, 23 de enero de 2008

Juntos pero no revueltos



En esta vida que nos ha tocado vivir generalmente vivimos los acontecimientos con acuerdo a nuestra propia realidad. La mayoría de las veces no nos paramos a pensar si lo que hacemos es lo más adecuado y quizás lo menos malo para nosotros mismos. Nos vemos influenciados por los pareceres de los demás, tomamos decisiones teniendo en cuenta los deseos y criterios de los demás, en definitiva, solemos anteponer a los demás, como parte de esa particular visión nuestra de la realidad, a nuestras verdaderas necesidades. Este desplazamiento hacia los demás nos priva de una visión más profunda de la realidad en general y nos ancla en una posición cómoda y al tiempo irresponsable con nosotros mismos. Los demás quedan también atrapados por esa realidad ficticia y son privados de experimentar por ellos mismos la vivencia más personal que se deriva del hecho de “ser”. Se crea un fenómeno en cadena de despersonalización en el que nadie tiene asumido su propio trabajo interior, y en el que quedamos expuestos a los caprichos y veleidades de los otros y , lo que es peor, somos vulnerables a todos los acontecimientos externos a nosotros porque no hay un rumbo a seguir, tan solo mandan esos acontecimientos.

En esos momentos no hay nada mejor que hacerse unas preguntas sencillas pero efectivas: ¿Es esto realmente lo que yo quiero hacer, decir…? ¿Qué es lo que me impide hacer lo que realmente quiero (no lo que debería o tendría o se espera que haga) hacer? ¿Qué pasa si no hago lo que se espera de mí?. Somos capaces de hacernos estas preguntas, somos capaces de hacer un alto en el camino y ver qué está pasando…pero no lo hacemos. Hagámoslo y veamos la diferencia. Seremos más nosotros mismos y los demás tendrán un punto de referencia más sano que les hará recapacitar y mirar más hacia su propio interior.

6 comentarios:

Fuego dijo...

¡¡Pero que muy buena reflexión, si señor!!
Cada persona es un mundo diferente pero muy manejable a todos los factores externos. También tiene libre albedrío y en esa libertad tiene la posibilidad de dejarse manejar o no, de hacer lo que se espera de el/ella o de tomar sus propias decisiones basadas en sus convicciones, ideologías, sentimientos, civismo y un largo etc.
Cada uno tiene ese poder y ese poder es inalienable. Enfocalo de ésta manera y no lo verás tan drástico.

Antonio dijo...

No lo veo drástico tan solo me llama la atención la forma en que muchos nos complicamos la existencia dando prioridades a cosas y a personas a las que situamos por encima de nosotros en lugar de colocarlas a nuestro nivel.

Fuego dijo...

Te entiendo corazón, pero somos así. La naturaleza humana es muy compleja, damos importancia a cosas que no las tiene, y nos gusta vivir siempre al límite de lo innecesario.

Toni, busca siempre en tu interior y haz las cosas por ti y por nadie más, eres un ser excepcional y único, nadie más te querrá tanto como te debes querer tú.

Un fuerte abrazo.

Antonio dijo...

Ahí está el qid de la cuestión. Es precisamente a eso a lo que aspiro

Fuego dijo...

Pues no aspires, HAZLO. :) bisitos

Antonio dijo...

Ya lo he hecho