jueves, 7 de febrero de 2008

El regalo de insultos


Vivió una vez un gran guerrero. Aunque muy viejo, aún era capaz de
vencer a cualquier contrincante. Su reputación se extendió
ampliamente y muchos estudiantes se juntaron para aprender con él.
Un día, un infame joven guerrero llegó al pueblo. Estaba decidido a
ser el primer hombre que venciera al gran maestro. Ademas de su
fuerza, tenía una habilidad asombrosa para encontrar y explotar
cualquier debilidad en un oponente. Esperaría que su oponente hiciera el primer movimiento, y así revelara una debilidad, y entonces atacaría con despiadada fuerza y velocidad de rayo. Nadie había durado con él en un encuentro más alla de su primer movimiento.
En contra de los consejos de sus preocupados estudiantes, el viejo
maestro aceptó gustoso el reto del joven guerrero. Cuando ambos
estaban listos para la batalla, el joven guerrero empezó a dirigirle insultos al viejo maestro. Tiró tierra y escupió en su cara. Por
horas lo agredió verbalmente con todas las maldiciones e insultos
conocidas por la humanidad. Pero el viejo guerrero simplemente se
mantuvo en pie inmóvil y calmo. Finalmente el joven guerrero se
agotó. Reconociendo que estaba vencido se alejó sintiéndose
avergonzado.
De alguna manera desilusionados de que el maestro no hubiera peleado con el insolente joven, sus alumnos lo rodearon y le
preguntaron. "¿Cómo pudo soportar semejante vileza? ¿Cómo hizo para
ahuyentarlo?
"Si alguien viene a ti con un regalo y no lo recibes, "replicó el
maestro, "¿a quién pertenece ese regalo?"

2 comentarios:

Fuego dijo...

Siendo un gran maestro como dice en tu cuento de ninguna manera seria posible entablar esa batalla sin la vacuidad de su mente y el guerrero más que encontrar la debilidad del maestro encontró la suya propia, el ego sobre su yo le hizo caer por su propio peso.
Pretendemos manipular, insultar (aunque sean con palabras bonitas y quizá hasta con una sonrisa),obligar, suscitar a incorrecciones, degradar, avasallar, desprestigiando constantemente y anulando a personas sin conocer al oponente. Ese ego con el tiempo se vuelve en contra propio, como le pasó al guerrero.

Ya empezaba a echar de menos el leerte Tonino :) Muask, muask.

Antonio dijo...

Vaya, Fuego! Es que lo has "clavao" con tu comentario. Muy acertado, yo diría que extremadamente acertado.
Al "joven guerrero" aún le queda mucho por aprender.
Me alegro de verte otra vez por aquí.

Un beso