domingo, 9 de marzo de 2008

Respetar el silencio

Éste más que un cuento parece un chiste, aún así cierta conversación de ayer me recordó que hace mucho tiempo que no hago ningún voto, bueno uno sí, hago de vez en cuando, el ayuno nocturno, pero voto de silencio hace que no lo hago, creo que esta semana voy hacerlo, pero solo un día porque a veces nuestras circunstancias nos impiden más. Normalmente cuando lo hacía no tenía más contacto que la del hablar `propiamente dicho, por eso no sé si el escribir por aquí se consideraría que rompo el voto, qué crees?




Cuatro monjes se retiraron a un remoto monasterio en la montaña a fin de dedicarse durante un tiempo a un ejercitamiento intensivo de meditación y busqueda de las verdades supremas. Se instalaron en un ala del monasterio y pidieron no ser molestados durante siete dias, pues iban a practicar muy rigurosamente y en total silencio. Se habían impuesto el voto de silencio durante ese periodo.
Se reunieron la primera noche a meditar. Estaban en un santuario silente y con una acogedora atmósfera espiritual, a la luz de las lamparas de aceite. Los cuatro se sentaron en la postura meditacional. Les acompañaba un asistente que se haría cargo durante esos días de asuntos domesticos. Pasaron dos horas. De repente una de las lamparas amenazó con apagarse, y uno de los monjes dijo:
- Asistente, éstate atento y no djes que la lampara se apague.
Entonces uno de los monjes le llamó la atención, diciéndole:
- No se debe hablar en la sala de meditación además estamos en voto de silencio durante siete días no lo olvidéis.
Indignado porque dos de sus compañeros habían roto el voto de silencio, otro monje les respondió:
- Es el colmo. ¿ No os recordáis que hemos hecho voto de silencio? Entonces el cuarto monje, desalentado, los miró recriminatoriamente y dijo a media voz:
- Qué pena! Soy el único que permanece en silencio.

2 comentarios:

Antonio dijo...

Es evidente que ninguno estaba en silencio, posiblemente la arrogancia les impedía estarlo. Quizá el único que respetaba el silencio era el asistente.

Fuego dijo...

De nuevo gracias por respetar :)

Es curioso, yo también llegué a pensar que el único que respetaba el silencio era el asistente.

El sol empieza a calentar, el cielo es azul y hoy parece que va ser un buen día, como ayer, después de la tormenta siempre llega la calma, por mucho que truene, llueva empapándonos el cuerpo y el frío nos cale hasta los huesos toda esa tormenta desaparece y vuelve a salir el sol.

Mucho animo toni, mucha fuerza.