Voy a poner un bonito extracto del secreto de la flor de oro, sobre el yin y el yan y el agua y el fuego. Está fechado a mediados del siglo XVIII y con influencia taoistas y budistas como lo es; el Budismo Chan.
Cuando rezumáis espíritu vital, dejándoos agitar e interactuando con todos los seres, eso es todo fuego. siempre que volvéis a la conciencia del espíritu y la aquietáis para afirmaros en el centro, eso es todo agua: cuando los sentidos van hacia afuera, eso es fuego; cuando los sentidos giran hacia dentro, eso es agua.
El agua y el fuego son yin y yan, yin y yan son la esencia de la vida, esencia y vida son cuerpo y mente, cuerpo y mente son espíritu y energía. Una vez que os apartais para aquietar vuestro espíritu vital y no sois influidos por los objetos, se produce la verdadera relación, al igual, naturalmente, que cuando os sentaís a meditar en un profundo silencio.
*******
Fuego es espíritu, agua es vitalidad. Los alquimistan dicen a veces que el budismo empieza con fuego, mientras que el taoismo empieza con agua.
martes, 23 de diciembre de 2008
La relación entre agua y fuego
Publicado por Fuego a las 9:57:00 12 COMENTARIOS
Etiquetas: Enseñanzas
sábado, 13 de diciembre de 2008
La meta es el olvido; yo llegué primero
Ayer, que podría haber sido hoy, me permití ciertas licencias con una persona. Ayer aconsejé, sugerí, opiné...nada nuevo bajo el sol. Es algo que verdaderamente me cuesta en ocasiones retirar de mi repertorio de acciones. Pero ayer lo hice. Lo extraño del caso es que, en el fondo, en lo más profundo de mi ser, algo o alguien me decía que esos consejos, esas opiniones, esas sugerencias, no iban dirigidas a otra persona sino a mi mismo. Pero lo hice tan convencido que me ha costado un dia en darme cuenta de lo que había hecho. No tendría mayor trascendencia si la persona hubiera sido una conocida, pero no lo era. Lógico es que ella me juzgue por mis juicios y lógico es que de todo esto aprenda que lo único que he de hacer es ecuchar, pero sobre todo escucharme a mi mismo. Ahora toca reflexionar, reciclar toda esa basura emocional que suelo acumular cuando llego a estos extremos. Rescataré lo que aun sirve y desecharé lo que ya no me es útil.
Publicado por Antonio a las 23:12:00 15 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
domingo, 23 de noviembre de 2008
El sexto elemento del zen: la naturalidad
Para entender la naturalidad o suavidad del zen, es útil tener ciertos conocimientos sobre las nociones taoístas de yin y yang. Literalmente, yin y yang se refieren a los principios masculino y femenino. Se expresan en el contraste entre hombre y mujer, bien y mal, luz y oscuridad, dia y noche, positivo y negativo, explícito e implícto, fuerte y débil, etc. La pareja, expresada como yin-yang, es el emblema del taoísmo. Muestra las dos fuerzas cósmicas fundiéndose, con algo de yin en el lado yang y viceversa. Según la noción taoísta, es la interacción entre el yin y el yang lo que pone en movimiento el universo y crea toda la vida.
Mientras que la mentalidad occidental suele visualizar el bien y el mal como dos fuerzas opuestas, en que cada una intenta aniquilar a la otra, el taoísmo las imagina dependientes entre sí y complementarias. El yin-yang es el símbolo primordial de la tensión creativa, sin la cual la vida y el crecimiento no son posibles. La consideración de que los opuestos son complementarios es esencial en la actitud natural del zen hacia la vida.
Esta naturalidad es esencial para embellecer la vida y santificar el trabajo; supone seguir el ca mino de la naturaleza, no oponerse a ella. Evita los derroches de energía y mejora la productividad.
El opuesto de la naturalidad es la violencia, que significa cualquier acción que se opone a la realidad. En nuestra sociedad impera la violencia espiritual; la mayoría somos violentos de una forma u otra por falta de clarividencia ante la naturaleza de la realidad. A menudo ni siquiera nos percatamos de nuestra violencia. Un ejemplo pertinente sería la actitud antagónica ante la muerte. En la actualidad, la muerte no se acepta como un hecho inevitable de la vida y la tecnología médica está orientada a combatirla a toda costa. Tal violencia ha generado mucho sufrimiento en los pacientes y en la sociedad en su conjunto.
C.S. Lewis calificó el cristianismo de "religión combativa". Esta definción es engañosa: lo que Jesús enseñaba era el arte de "vencer mediante la derrota", una especie de judo espiritual. En el sermón de la Naturaleza, Jesús utilizó los pájaros del cielo y los lirios del campo para ilustrar el arte de la naturalidad. Adviértase que aunque los pájaros son alimentados y los lirios son vestidos por la mano invisible de Dios, también están expuestos a los elementos y a otros factores desconocidos. Los pájaros tienen predadores naturales y los lirios sufren sequías e inundaciones. También, al igual que nosotros, son vulnerables a los factores esenciales de la vida: la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. En efecto, Jesús describió a los lirios como seres que "hoy están vivos y mañana son arrojados al fuego". La providencia no implica seguridad ni una existencia prolongada.
Sin embargo, tanto los pájaros como los lirios parecen capaces de adaptarse a su entorno y vivir sin preocupaciones, protestas ni quejas. Por tanto, preguntó Jesús, si esas "existencias inferirores" pueden hacerlo, por qué para nosotros, como seres humanos, es tan difícil hacer lo mísmo. Jesús alabó la naturalidad de los pájaros y los lirios; es ésta la que los permite vivir plenamente, a pesar de todo.
El principal objeto del sermón de la Naturaleza no es la providencia, sino el poder de la debilidad. Como ha señalado Alan Watts, los lirios son "frágiles y frívolos, suaves e inconsecuentes y por tanto poeseen las cualidades de esa sabiduría vegetativa tan despreciada por los que usan sus voluntades de hierrro y sus nervios de acero para luchar por las buenas causas y competir por lo justo".
Jesús enseñó que la espiritualidad no es una cuestión de resistencia o una exhibición de fuerza de voluntad. Lao Zi, fundador del taoísmo chino, señaló que "la bondad suprema es como agua". El agua es el maestro perfecto de la naturalidaad: toma la forma de cualquier recipiente donde se vierte. El agua no se resiste a la realidad; se adpata a ella. Es en esta capacidad de adaptación donde reside su fuerza superior. En el Tao Te Ching, Lao Zi subrayó la fuerza del agua:
La cosas más débiles del mundo pueden superar a las más fuertes. Nada es comparable al agua en cuanto a su naturaleza débil y flexible; sin embargo, nada ha demostrado ser mejor para atacar lo rígido y lo fuerte. Porque no hay otra alternativa a esto. Lo débil puede superar a lo fuerte, y lo flexible puede superar a lo rígido.
Publicado por Antonio a las 23:39:00 31 COMENTARIOS
Etiquetas: Zen
jueves, 13 de noviembre de 2008
Los dos místicos
Se trataba de dos amigos con una gran tendencia hacia la mística. Cada uno de ellos consiguió una parcela de terreno donde poder retirarse a meditar tranquilamente.
Uno de ellos tuvo la idea de plantar un rosal y tener rosas, pero enseguida rechazó el propósito, pensando que las rosas le originarían apego y terminarían por encadenarlo. El otro tuvo la misma idea y plantó el rosal.
Transcurrió el tiempo.
El rosal floreció , y el hombre que lo poseía disfrutó de las rosas, meditó a través de ellas y así elevó su espíritu y se sintió unificado con la madre naturaleza.
Las rosas le ayudaron a crecer interiormente, a despertar su sensibilidad y, sin embargo, nunca se apegó a ellas.
El amigo empezó a echar de menos al rosal las hermosas rosas que y podría tener para deleitar su vista y su olfato. Y así se apegó a las rosas de su mente y, a diferencia de su amigo, creó ataduras.
Nota:A veces hablamos de las ataduras, el apego, de los bienes y u objetos,,,, etc. pero a lo que tenemos que renunciar es a la posesibidad y la ignorancia, tú puedes poseer lo que sea pero no apagarte a ello
Publicado por Fuego a las 23:43:00 12 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
jueves, 23 de octubre de 2008
La sabiduria práctica de Confuncio.
Publicado por Fuego a las 18:58:00 37 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
sábado, 11 de octubre de 2008
El sonido de una mano
Este siempre me ha gustado, no sé si ya lo he puesto pero aquí lo dejo.
Un abrazo
El maestro del templo de Kennín era Mokuraí, "Trueno Silencioso". Tenía un pequeño protegido, llamado Toyó, de sólo doce años. Toyó veía a los discípulos mayores visitar al maestro en su aposento a la mañana y a la tarde para recibir el sazén, o instrucción de guía personal, en que se les daba un koan para detener el vagabundeo de la mente.
Toyó quiso también hacer sazén.
-Espera un poco -le dijo Mokuraí- ; eres demasiado joven.
Pero el muchacho insistía, de modo que el maestro finalmente consintió.
Al atardecer, el pequeño Toyó acudió, en el momento debido, al umbral del recinto donde Mokuraí impartía el sazén. Batió el gong para anunciar su presencia, hizo tres reverencias respetuosas antes de entrar, y fue a sentarse ante el maestro en respetuoso silencio.
-Cuando bates palmas -dijo Mokuraí- oyes el sonido de ambas manos. Ahora enséñame el sonido de una mano.
Toyó se inclinó y fue a su habitación para considerar el problema. Desde su ventana oía música de geishas. -¡Ah, ya lo tengo! -exclamó.
Al atardecer siguiente, cuando el maestro le pidió que le enseñara el sonido de una mano, Toyó empezó a ejecutar esa música.
-No, no -dijo Mokuraí-. Así no va. Ese no es el sonido de una mano. No lo has entendido para nada.
Estimando que la música podía interrumpir sus meditaciones, Toyó se trasladó a una habitación más tranquila. Se puso de nuevo a meditar: -¿Cuál puede ser el sonido de una mano?
De pronto oyó agua que goteaba. -Yo lo tengo- se imaginó. La próxima vez que compareció ante el maestro, Toyó imitó el sonido de agua que gotea.
-¿Eso qué es? -preguntó Mokuraí- Es el sonido de una gota de agua, pero no el de una mano. Intenta otra vez.
En vano Toyó persistió en meditar para oír el sonido de una mano. Oyó el suspiro del viento. Pero también este sonido le fue rechazado.
Oyó el chillido de un búho. Mismo rechazo.
El sonido de una mano tampoco era el de las langostas.
Más de diez veces Toyó visitó a Mokuraí con diferentes sonidos. Ninguno era el acertado. Durante casi un año caviló sobre cuál podía ser el sonido de una mano sola.
Por último, el pequeño Toyó entró en la verdadera meditación y trascendió todo sonido.
-Ya no podía encontrar más qué juntar - explicó más tarde-, de modo que alcancé el sonido insonoro.
Así había realizado Toyó el sonido de una mano.Publicado por Fuego a las 20:14:00 33 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
domingo, 21 de septiembre de 2008
La resiliencia
¿Os habeis preguntado alguna vez cómo es que hay personas que superan las adversidades de una forma increible y otras en cambio se hunden en su propia miseria para siempre?. Gran parte de esa capacidad, que es innata pero también se adquiere, se debe a lo que se llama "resiliencia". En terminos cientificos, resiliencia es la capacidad de un objeto para volver a su forma original después de haber sido deformado. Eso, aplicado al ser humano nos da una idea de todo lo que éste término encierra. Pero no voy a seguir hablando de este concepto, mejor lo buscais en el Google, sólo voy a dejaros unas indicaciones para desarrollar esa capacidad en nosotros.
¿Cómo desarrollar la capacidad de resiliencia?
1- Desarrollar una sana autoestima: Creando y sosteniendo autoconfianza, autoimagen positiva; aprender a conocernos, aceptarnos y valorarnos de manera realista y comprensiva.
2- Seguir la vocación. Orientar la energía hacia el talento y el bienestar. Es decir, invertir energía y tiempo suficientes en aquello que nos gratifica y sobre lo que tenemos habilidad o dominio.
3- Ser asertivos. Ejercitar una comunicación clara, honesta y oportuna, que nos permita prevenir y resolver malos entendidos, y evitar "coleccionar" y "tragarnos" lo que nos incomoda y convertirlos luego en resentimientos.
4- Ser optimistas. Ver el lado positivo del mundo, de la vida y de nosotros mismos. Esto es, buscar y esperar que suceda lo mejor.
5- Reencuadrar los resultados. Aprender a ver los eventos indeseados como aprendizajes necesarios y no como fracasos autoatribuidos.
6- Desarrollar relaciones positivas. Vincularse de manera cercana, estable y positiva para el disfrute de los vínculos y su utilización como base de apoyo emocional mutuo.
7- Ser precavidos. Actuar preventiva o proactivamente, pensando antes de que las crisis aparezcan.
8- Ser creativos. Trabajar en el ejercicio de la creatividad, a fin de adquirir la capacidad de buscar soluciones y salidas de manera diversa y flexible.
9- Definir metas significativas. Planificar metas y objetivos razonables que no rebasen la capacidad de realización del sujeto.
10- Desarrollar autocontrol. Aprender a regular la reactividad, sirviéndonos de la racionalidad y de la lógica. Saber cuando frenar evita muchos problemas.
11- Reducir expectativas. Aprender a esperar menos de los demás y tener sobre uno mismo expectativas razonables basadas en hechos, nos evita frustraciones.
12- Centrarse en el proceso. Aprender a vivir cada momento de cada día de la mejor manera posible, y no centrarse únicamente en el resultado final.
13- Hacer ejercicio. La práctica de ejercicio diario, libera las llamadas "hormonas del estrés" como: el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, y potencia la producción de hormonas positivas para el organismo.
14- Practicar relajación. El entrenamiento en relajación y meditación promueven una nivel de serenidad que favorece la tolerancia a situaciones estresantes.
15- Orar. La oración abre una brecha espiritual que colinda con la fe. Ha sido elemento clave en la aceptación de tragedias y la superación de enfermedades como lo han señalado y probado Norman Cousins, Bernie Siegel, Deepak Chopra y Hebert Benson, entre otros.
He aquí una reflexión con indicaciones concretas que os ayudarán a mejorar la calidad de vuesttra vida, a través del desarrollo de la capacidad de la resiliencia.
Y,para consolidar la resiliencia, tenemos derechos:
1- A ser tratados con dignidad y respeto.
2- A equivocarmos y ser responsables de nuestros propios errores.
3- A tener nuestras propias opiniones y nuestros propios valores.
4- A tener nuestras propias necesidades, tan importantes como las de los demás.
5- A experimentar y expresar nuestro pensamiento propio, así como a ser sus únicos jueces.
6- A cambiar de opinión, idea o línea de acción.
7- A protestar cuando somos tratados con injusticias.
8- A intentar cambiar lo que no nos satisface.
9- A detenernos a pensar antes de actuar.
10- A pedir lo que queremos.
11- A hacer menos de lo que humanamente somos capaces de hacer.
12- A ser independientes.
13- A decidir qué hacer con lo que es nuestro, con nuestro propio cuerpo y nuestro
tiempo.
14- A sentir y expresar el dolor.
15- A ignorar los consejos.
16- A rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas.
17- A estar solos aún cuando otros deseen nuestra compañía.
18- A no justificarnos ante los demás.
19- A no responsabilizarse de los problemas ajenos.
20- A no anticiparse a las necesidades y deseos de los otros ni estar pendientes de
su buena voluntad.
Publicado por Antonio a las 22:09:00 45 COMENTARIOS
Etiquetas: Psicología
martes, 16 de septiembre de 2008
¿Saben de qué les voy a hablar?
Esta historia comienza cuando Nasrudin llega a un pequeño pueblo en algún lugar lejano de Medio Oriente.
Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudin, que en verdad no sabia que decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo y así intentar salir del atolladero en el que se encontraba.
Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:
-Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán que es lo que yo tengo para decirles.
La gente dijo:
-No... ¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos ¡Háblanos! ¡Queremos escucharte!
Nasrudin contestó:
-Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber que es lo que yo vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.
Dicho esto, se levantó y se fue.
La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudin se alejaba, dijo en voz alta:
-¡Qué inteligente!
Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice "¡qué inteligente!", para no sentirse un idiota uno repite: "¡si, claro, qué inteligente!". Y entonces, todos empezaron a repetir:
-Qué inteligente.
-Qué inteligente.
Hasta que uno añadió:
-Si, qué inteligente, pero... qué breve.
Y otro agrego:
-Tiene la brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.
Entonces fueron a ver a Nasrudin. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de Él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.
Nasrudin dijo:
-No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.
La gente dijo:
-¡Qué humilde!
Y cuanto más Nasrudin insistía en que no tenia nada para decir, con mayor razón la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudin accedió a dar una segunda conferencia.
Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia anterior. Nasrudin se paró frente al público e insistió con su técnica:
-Supongo que ustedes ya sabrán que he venido a decirles.
La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia; así que todos dijeron:
-Si, claro, por supuesto lo sabemos. Por eso hemos venido.
Nasrudin bajó la cabeza y entonces añadió:
-Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.
Se levantó y se volvió a ir.
La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:
-¡Brillante!
Y cuando todos oyeron que alguien había dicho "¡brillante!", el resto comenzó a decir:
-¡Si, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!
-Qué maravilloso
-Qué espectacular
-Qué sensacional, qué bárbaro
Hasta que alguien dijo:
-Si, pero... mucha brevedad.
-Es cierto- se quejó otro
-Capacidad de síntesis- justificó un tercero.
Y en seguida se oyó:
-Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos de más de su sabiduría!
Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudin para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia. Nasrudin dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenia conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenia que regresar a su ciudad de origen.
La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, finalmente, Nasrudin aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia.
Por tercera vez se paró frente al publico, que ya eran multitudes, y les dijo:
-Supongo que ustedes ya sabrán de qué les voy a hablar.
Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:
-Algunos si y otros no.
En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudin con la mirada.
Entonces el maestro respondió:
-En ese caso, los que saben... cuéntenles a los que no saben.
Se levantó y se fue.
Publicado por Fuego a las 22:31:00 17 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
jueves, 4 de septiembre de 2008
La recompensa del desierto
Hemos olvidado los cuentos sufíes, y hay que remediarlo, por eso dejo este lindo cuento.
Un abrazo lleno de cariño pa mis niños.
Hace mucho tiempo había un joven comerciante llamado Kirzai, cuyos negocios lo obligaron a viajar un día al pueblo de Tchigan, situado a doscientos kilómetros de distancia. Por lo común, el habría tomado la ruta que seguía el borde de las montañas, lo que le habría permitido hacer la mayor parte del viaje protegido del sol.
Pero en esta ocasión, Kirzai sufría la presión del tiempo. Era urgente que llegara a Tchigan lo mas pronto posible, de modo que decidió tomar el camino directo a través del desierto de Sry Darya. El desierto de Sry Darya es conocido por la intensidad de su sol y muy pocos se atreven a correr el riesgo de cruzarlo. No obstante, Kirzai dio de beber a su camello, lleno sus alforjas y emprendió el viaje.
Varias horas después de partir empezó a levantarse el viento del desierto. Kirzai refunfuño para sus adentros y apuro el paso del camello. De repente se detuvo, estupefacto. A unos cien metros delante de el se levanto un gigantesco remolino de viento. Kirzai nunca había visto nada semejante. El remolino arrojaba todo en derredor de una extraña luz purpúrea y hasta el color de la arena había cambiado. Kirzai titubeó. ¿Debía hacer un largo rodeo a fin de evitar esa extraña aparición o debía seguir siempre derecho? Kirzai tenia mucha prisa, sentía que no disponía de tiempo para tomar el camino más lento, de modo que agachó la cabeza, encorvó los hombros y avanzó.
Para su sorpresa, en el momento en que penetró en la tormenta todo se volvió mucho más calmo. El viento no azotaba ya con tanta fuerza contra su cara. Se sintió contento de haber tomado la decisión correcta. Pero de pronto se vio obligado a detenerse otra vez. Un poco más adelante, un hombre yacía estirado sobre el suelo junto a su camello acuclillado. Kirzai desmonto de inmediato para ver que pasaba. La cabeza del hombre estaba envuelta en una chalina, pero Kirzai vio que era viejo. El hombre abrió los ojos, miró con atención a Kirzai durante un instante y después habló con un susurro ronco.
-¿Eres .... tú? Kirzai rió y sacudió la cabeza. -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? Pero tu anciano, ¿quién eres? El hombre no dijo nada. -De todos modos -continuó Kirzai- , Tú no estas bien. ¿Adonde vas? -A Givah -suspiró el viejo-, pero no tengo más agua.
Kirzai reflexionó. Sin duda podía compartir un poco de su agua con el anciano, pero si lo hacia se arriesgaba a quedarse sin agua él mismo. Sin embargo, no podía dejarlo así. No se puede dejar morir a un hombre sin echar una mirada atrás. "Al diablo con mis planes -pensó Kirzai- , sólo necesito encontrar mi camino hasta el sendero que corre a lo largo de las montañas, en caso de necesitar más agua. ¡Una vida humana vale mucho más que un compromiso de negocios!" Ayudó al viejo a tomar un poco de agua, llenó una de sus cantimploras y después lo ayudó a montar su camello.
-Sigue derecho por ese camino -le recomendó mientras apuntaba con el dedo- y en dos horas estarás en Givah. El anciano hizo una señal de agradecimiento con las manos y antes de irse miró un largo rato a Kirzai y pronunció estas extrañas palabras: -Algún día el desierto te recompensará. Entonces acicateo a su camello en la dirección que Kirzai le había indicado. Kirzai continuó su viaje. La oportunidad que lo esperaba en Tchigan sin duda estaba perdida, pero se sentía en paz consigo mismo.
Paso el tiempo. Treinta años después, los negocios llevan a viajar a Kirzai de continuo de una parte a otra entre Givah y Tchigan. No se había hecho rico, pero lo que ganaba era suficiente para proporcionar una buena vida a su familia. Kirzai no pedía mas que eso.
Un día, mientras vendía cueros en la plaza del mercado de Tchigan, se enteró de que su hijo estaba enfermo de gravedad. Era urgente que fuera a verlo de inmediato. Kirzai no vacilo. Recordó el atajo a través del desierto que había tomado treinta años atrás. Dio agua a su camello, llenó sus cantimploras y partió.
A lo largo del camino libró una batalla contra el tiempo, azuzando sin cesar a su camello. No se detuvo ni disminuyo la marcha mientras bebía agua, y por esas razón ocurrió el accidente. La cantimplora se le cayo de pronto de las manos y antes que pudiera bajarse para recuperarla, el agua desapareció en la arena. Kirzai profirió una maldición. Con una sola cantimplora llena era imposible cruzar el desierto. Pero al pensar en su hijo, el viejo se obligo a seguir adelante.
-¡Tengo que hacerlo! ¡Lo haré!
El sol del desierto de Sry Darya es despiadado. Le importa poco por qué o para qué fines un hombre trata de desafiar sus rayos, arde inexorablemente siempre con la misma fuerza e intensidad. Kirzai pronto comprendió que había cometido un gran error. Se le resecó la lengua y la piel le quemaba. La única cantimplora restante ya estaba vacía. Y ahora, para su desazón, vio que empezaba una tormenta de arena. Kirzai se envolvió la cabeza con su chalina, cerro los ojos y dejo que el camello lo llevara adelante a donde fuera. Ya no era conciente de nada. Un gigantesco remolino de viento se levantó frente a él. Despedía una suave luz purpúrea, pero Kirzai seguía inconsciente y no vio nada. Su camello entró en el remolino de viento, avanzó unos pocos pasos y entonces, en forma abrupta, se sentó. Kirzai cayo al suelo. "Estoy terminado -pensó- ¡Mi hijo nunca volverá a verme!"
De repente, sin embargo, dio un grito de alegría. Un hombre montado en un camello avanzaba hacia él. Pero cuanto más se acercaba el hombre, tanto más la alegría de Kirzai se convertía en estupefacción. Este hombre que ahora desmontaba de su camello .... ¡Kirzai lo conocía! Reconoció su propio rostro juvenil, sus ropas .... ¡y hasta el camello que montaba! Un camello que el mismo había comprado por dos valiosos jarrones muchos años antes.
Kirzai estaba seguro: ¡ el joven que venia a ayudarlo era él mismo ! ¡ Era el mismo Kirzai tal como era treinta años antes !
-¿Eres .... tú? -balbuceo Kirzai con un susurro ronco. El joven lo miro y rió. -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? Pero tú, anciano, ¿quién eres? Kirzai no contestó. No sabia que hacer. ¿Debía decirle al joven quien era, o no decir nada? Mientras tanto el joven continuo: -De todos modos, tú no estas bien. ¿Adonde vas?
-A Givah -respondió Kirzai-. Pero no tengo mas agua.
Kirzai vio que el joven reflexionaba en silencio acerca de la situación y supo con exactitud lo que pasaba por su mente: ¿debía ayudar a Kirzai o continuar para atender sus propios asuntos? Pero Kirzai también supo cual seria la decisión y sonrió al observar que el joven le ofrecía un trago de agua. Después, el joven le lleno la cantimplora vacía, lo ayudo a montar su camello y apunto con un dedo.
-Sigue derecho por ese camino y en dos horas estarás en Givah.
El viejo Kirzai miro un largo rato al joven que alguna vez había sido él mismo y le hizo una señal de agradecimiento. Hubiera deseado hablar con él de muchas cosas, pero solo logro encontrar estas palabras: -Algún día el desierto te recompensará. Y entonces partió de prisa hacia Givah, donde lo esperaba su hijo. Kirzai llego a ser un hombre sabio, respetado por todos. Y cuando contaba este extraño cuento, todos los que lo escuchaban le creían. Desde aquellos tiempos, el desierto de Sry Darya ha sido conocido con el nombre de Samavstrecha, que quiere decir:
El desierto donde Uno se encuentra a Sí Mismo.
Publicado por Fuego a las 19:06:00 21 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos
jueves, 21 de agosto de 2008
¿Qué más puedo pedir?
Desde luego, escribir en este blog o en el otro es una de las cosas que me llenan de satisfacción. Hacer por el placer de hacer, no tiene precio. No buscar una finalidad, tan sólo dejarse llevar, lo considero fundamental. Porque en última instancia, es el corazón el que me dice qué es lo que he de hacer. Por eso catalogar las cosas como buenas o malas no es acertado, quizá lo acertado sean los términos "adecuado" y "menos adecuado". Lo que ocurre en mi vida es sólo circunstancial. Todo pasa antes o después, lo importante es vivir esa situación siendo consciente de que es inherente a mi propia existencia, lo cual no implica que me tenga que resignar, aunque sí es adecuado que sepa aceptarla y después soltarla.
En la vida hay momentos para todo. No puedo evitar que sucedan pero sí que puedo decidir cómo quiero vivirlos.
He estado alejado un tiempo de mi rutina diaria y he podido percatarme de que cuando yo soy yo, no importa dónde esté, no importa con quién esté, lo único que verdaderamente importa es que en esos momentos en los que soy yo es cuando realmente estoy viviendo, no ya el momento, sino mi propia vida.
Vivir la vida de otra persona es muy cansado y nada adecuado. Vivir la propia vida puede ser arriesgado pero es lo que mas alegrías proporciona. Vivir siempre fue arriesgado, sólo hay que retroceder en el tiempo, pero una vida sin riesgo se hace monótona. No hablo de riesgos que pongan en peligro la propia existencia, hablo de atreverse a vivir lo cotidiano, lo sencillo.
Es de noche y estoy tumbado mirando el cielo. Estoy en un lugar privilegiado. La contaminación lumínica es escasa y puedo apreciar las estrellas como nunca. ¿Qué más puedo pedir?.
Publicado por Antonio a las 13:41:00 11 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
martes, 19 de agosto de 2008
Feliz cumpleaños Pete
De verdad que lamento mucho no haber podido celebrarlo contigo
Publicado por Fuego a las 20:21:00 0 COMENTARIOS
Etiquetas: Eventos
¡¡¡Feliz cumpleaños Peteteeeeeeeeeeee!!!
De verdad que lamento mucho no haber podido celebrarlo contigo, pero si todo va bien en poco nos veremos.
Pero no por ello pienso pasarlo en alto, que aunque estemos de vacaciones tu evento es tu evento
Publicado por Fuego a las 20:21:00 8 COMENTARIOS
Etiquetas: Eventos
sábado, 2 de agosto de 2008
Del aferramiento a la aversión y la felicidad
Tenia pensado en comentaros algo, pero como no doy pie con bolos como se suele decir, en vez de forzarme en algo que no me saldrá os dejo esto que me simplificará mucho la tarea.
Quien lo escribió es el venerable Lama Guendun Rimpoché.
La felicidad no se consigue
con grandes sacrificios y fuerza de voluntad;
ya está presente en la relajación abierta y en el soltar.
No te esfuerces,
no hay nada que hacer o deshacer.
Todo lo que aparece momentáneamente en el cuerpo-mente no tiene ninguna importancia,
sea lo que fuere tiene poca realidad.
¿Por qué implicarse con ello y después apegase? ¿Por qué emitir juicios sobre eso y sobre nosotros?
Es mucho mejor dejar
simplemente que todo el juego ocurra por sí mismo,
Surgiendo y replegándose como las olas
-sin alterar ni manipular nada-
y observar cómo todo se desvanece y
reaparece mágicamente, una y otra vez,
eternamente.
Es nuestra búsqueda de la felicidad
lo único que nos impide verlo.
Es como perseguir un arco iris de vivos colores que no alcanzas jamás,
o como un perro intentando atrapar su propia cola.
Aunque la paz y la felicidad no existen
realmente como una cosa o como un lugar,
están siempre disponibles
y te acompañan a cada instante.
No creas en la realidad
de las experiencias buenas y malas;
pues son tan efímeras como el buen tiempo y el mal tiempo,
como los arco iris en el cielo.
Deseando aferrar lo inaferrable,
te agotas en vano.
En el instante en que abres y relajas ese apretado puño del aferramiento,
ahí está el espacio infinito, abierto, seductor y confortable.
Sírvete de esta espaciosidad,
de esta libertad y tranquilidad natural.
No busques más.
No te adentres en la enmarañada selva
siguiendo el rastro del gran elefante despierto,
pues ya está en casa descansando apaciblemente
enfrente de tu propio hogar.
Nada que hacer o deshacer,
nada que forzar,
nada que desear,
nada falta.
Nota: Nada se puede forzar porque implicaría aferramiento o aversión y además ningún estado se puede conseguir forzándolo. Todo debe transcurrir libremente, por sí mismo y tal como venga, de que nos vale forzarlo si no conseguiremos nada? Solo conseguiremos agotarnos en un mal gaste inútil de energía y tiempo, debemos aceptarlo y todo se nos hará mas fácil.
Amigo, la armonía que buscas no lo encontrarás nunca en ese aferramiento, estás en una dualidad en la que el único que sufre eres tú porque estás forzando algo inerte, inexistente. Todo ocurre por si mismo sin embargo te aferras a ese empuje, ahora aquí, ahora allá, ahora así o asao, ahora cedo y luego dejo de ceder. Estas desviando esa armonía por tus causas, y afectos, si consiguieras verlo dejarías de estar en la dualidad y encontrarías esa armonía que tanto buscas, si sigues por el mismo camino huirás siempre de esa paz que te está llamando a la puerta y tú con tu actitud no dejas pasar.
Para el amigo que está sufriendo y no encuentra el camino por su terquedad.
Y ahora el quinto verso para transformar la mente.
Cuando por envidia otros me maltraten ofendiéndome, difamándome y despreciándome, practicaré aceptando mi derrota y ofreciéndoles la victoria a los demás.
Publicado por Fuego a las 18:48:00 14 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
jueves, 24 de julio de 2008
El árbol del té
Éste va ser un poco dificil de descifrar, pero a ver cómo lo vemos.
Había una vez un maestro Chan llamado Wei Shan que, acompañado con el Maestro Yang Shan, se adentró en las montañas pra recoger hojas de té.
-A lo largo de todo el día -dijo Wei Shan al final de la jornada- hemos estado recogiendo hojas de té y sólo he oído tu ruido pero no he visto tu sombra.
Al oír esto. Yang Shan empezó a sacudir un árbol de té con todas sus fuerzas.
-Comprendiste su utilidad pero no su forma -declaró Wei Shan.
- En tu opinión -preguntó Yang Shan-, qué es lo que hay que hacer?
Wei Shan permaneció en silencio durante bastante tiempo en respuesta a su compañero.
- Veo- rompió el silencio Yang Shan -que habías comprendido su forma pero no su utilidad.
-Deberia darte treinta bastonazos como castigo -exclamó wei Shan.
-Está bien -aprobó Yang Shan-, pero dime, a quién deberia yo dar los bastonazos?
-Te daré otros treinta bastonazos- amenazó Wei shan.
Publicado por Fuego a las 16:45:00 25 COMENTARIOS
Etiquetas: Cuentos, Enseñanzas
jueves, 17 de julio de 2008
Hiroshi Tasaka: "Miré a la muerte, y fue un infierno"
He encontrado esto que creo os pueda interesar, es bastante reflexivo y habla de la muerte, algo a lo que tenemos miedo hasta de pensar. Es una entrevista a Hiroshi Tasaka. Os lo dejo que aunque ya se ha hablado mucho sobre lo que dice hay algo que no hemos hablado mucho.
~~~~~~~~
Publica el libro 'Encuentra tu cumbre', en el que asegura que lo más importante para ser feliz es encontrar un ideal y hacer lo posible para realizarlo.
--Pues sí. Hace unos 25 años un mé- dico pronosticó que mi vida sería corta. "Te quedan pocos meses de vida", me dijo. Y eso cambió mi existencia, fue un punto de inflexión. Puede que aquel episodio sea el trasfondo de mi libro.
--En el primer párrafo dice que debemos pensar más en la muerte.
--Todos vamos a morir, pero nadie sabe cuándo va a morir. Y evitamos mirar la realidad de la muerte. A mí me pasaba lo mismo, hasta que el doctor me dijo que mi vida no sería muy larga. Miré a la muerte, y fue un infierno. Pero, luchando con esa realidad durante un par de meses, encontré el sentido de la muerte. Y pasó algo muy especial durante este proceso.
--¿Qué pasó, además de la condena a muerte?
--Mi amigo íntimo murió en un accidente de tráfico. Hacía pocas semanas, cuando el doctor me anunció que me quedaba poco tiempo de vida, yo envidié mucho a mi amigo: él viviría más que yo, porque estaba sano. Pero no fue así. Incluso una persona joven y sana puede morir mañana. O sea, solo tenemos el hoy.
--¿En qué le cambió aquella experiencia?
--Cambió radicalmente mi estilo de vida. Antes cada día me preocupaba por el futuro, o me recreaba demasiado en el pasado. No vivía el ahora.
--¿Qué milagro sucedió para que sobreviviese?
--Tenía un cáncer. Mi médico era tan pesimista sobre mi futuro que no fui a otro doctor, porque su pronóstico habría sido el mismo. Me fui a un monasterio budista zen. Mi estado era de profunda infelicidad. En el templo fui a ver al maestro, le conté mi enfermedad y lo que el doctor me había dicho. Yo esperaba unas palabras de consuelo, pero el maestro fue muy severo, aunque amable.
--¿Qué le dijo?
--"De acuerdo, vas a vivir hasta que te mueras". Fue un mensaje muy poderoso para mi mente y mi alma. Pensé que tenía razón. El doctor ya casi me había hecho morir, mi mente ya había muerto, y el mensaje del maestro me despertó. Y pensé: "Como no muero en este momento, voy a vivir mejor hasta el último momento de mi vida". Y esta es la razón por la que aún estoy aquí.
--Afirma que todas las situaciones tienen algo bueno porque nos ayudan a crecer.
--La vida está llena de acontecimientos dolorosos, pero lo importante es nuestra actitud mental. Lo importante no es lo que pasa en nuestra vida, sino cómo yo lo transformo en sentido. Todo lo que pasa en tu vida tiene un buen sentido, te lo creas o no. Este es el mensaje absoluto, sin discusión, del budismo zen.
--Si ahora le dijera que le queda un minuto de vida... ¿qué haría?
--Diría: "Gracias por todo. Gracias por este día tan largo, un día de 57 años de vida. Ha sido un día bonito. Gracias incluso por lo doloroso. Lo he apreciado todo".
--Dice que la vida es como escalar una montaña, y que lo más importante es tener un ideal.
--Para mí un ideal no es un objetivo que debe ser conseguido, sino que se trata de tener un sueño o misión. El propósito último de la vida es vivir lo mejor que puedas en cada momento. Para conseguirlo, lo mejor es abrazar un ideal o un sueño.
--¿Sin ego?
--Nuestra vida muchas veces está dirigida por el pequeño ego. Se trata de extender este ego y hacerlo mayor, pensado en la comunidad. Sigues teniendo ego, pero es más grande. En el budismo zen, el maestro no te dice que abandones tu ego, porque sabe que es imposible. Pero haz crecer tu ego en el sentido más amplio. La madre Teresa tenía ego, pero su ego era muy grande, para abrazar a la humanidad.
--¿Por qué no se quedó en el monasterio?
--El fin último no es ir a un templo zen, sino practicar el zen cotidianamente, en este momento. Apreciar cada encuentro y cada cosa que sucede en tu vida. Un suceso de hoy te puede hacer infeliz, pero mañana te puedes recuperar y pensar que aquella experiencia tuvo un sentido.
--¿En Barcelona ha visto mucha gente que vive el instante?
--La gente de aquí parece disfrutar de la vida cotidiana, pero no sé si mi percepción es la correcta. En Japón, a causa de la crisis económica, la gente mira mucho hacia su interior y su pequeño mundo. Aquí se ve a la gente con más alegría. Lo que no sé es la profundidad de este estado en vuestras mentes.
--Bueno, es difícil generalizar...
--Sois más epicúreos, en general. En el budismo zen decimos: "Vive ahora y dale intensidad al hoy".
--Pero en Japón cada vez están más occidentalizados.
--Este es el problema. Tenemos grandes tradiciones religiosas que están completamente olvidadas.
Publicado por Fuego a las 1:23:00 43 COMENTARIOS
Etiquetas: Zen
jueves, 10 de julio de 2008
Crecimiento interior
El ser humano es un ser puramente espiritual por naturaleza, no es sólo un cuerpo, es un ser espiritual dentro de un cuerpo. Su tendencia natural es que ese ser espiritual se manifieste y una de las formas de manifestarse es mediante el crecimiento interior. Paradójicamente, es imposible crecer en un mundo ideal, sin obstáculos. Son nuestras respuestas a estos estímulos “negativos” y no los estímulos en sí, los que desarrollan o no nuestra capacidad combativa. Cuando alguien nos trata bien, respondemos bien, si nos tratan mal respondemos mal. En realidad no estamos haciendo uso de nuestra capacidad de libre elección sino que nos convertimos en un reflejo del exterior, en otras palabras, actuamos de forma condicionada. El hábito de responder de un modo condicionado al estímulo es uno de los factores que impiden nuestro crecimiento. Hemos aprendido, no a crear nuestra propia respuesta sino a vivir pasivamente la respuesta que se produce con arreglo al estímulo, ya sea positivo o negativo. Respondemos según lo aprendido y nos pasamos la vida repitiendo las mismas respuestas ante los mismos estímulos. Por eso nuestra vida se convierte en una lucha constante en la que se buscan los estímulos positivos y se huye de los negativos. Esto hace que estemos manipulando el exterior para este fin y a la vez somos manipulados también por ese exterior.
Otro factor que impide nuestro crecimiento es el modelo de comportamiento que nos impone el exterior. El exterior nos dice cómo hemos de ser y cómo no hemos de ser. El exterior incluso nos dice cómo debemos pensar y cómo debemos sentir. Si no cumplimos con el modelo entonces somos juzgados y condenados, criticados y rechazados por ese exterior. Aceptando este modelo del exterior nos estamos impidiendo ser espontáneos. Lo exterior pasa a ser la norma. Dejamos de ser nosotros mismos y hasta nos prohibimos crecer.
Todo esto tiene mucha importancia en el desarrollo del niño ya que a posteriori condicionará su vida de una forma u otra. Desgraciadamente en esta sociedad se valora más la forma de ser (lo que impone el modelo) que el ser (la realidad profunda del individuo).
Debemos de darnos cuenta en qué medida todo esto está influyendo en nosotros. Como ignoramos lo que está pasando en nosotros, porque no lo miramos, sólo nos damos cuenta de que vivimos insatisfechos y por eso tratamos de conseguir satisfacción con los medios que hemos adquirido con nuestra experiencia como son buscar una personas determinadas, unos estímulos determinados, unas ideologías y circunstancias más favorables que creemos que producen en nosotros un estímulo de esperanza, de amor, de satisfacción. En definitiva, siempre vamos buscando que el exterior nos de bajo la amenaza que el exterior nos lo quite. Estamos viviendo fuera de nosotros y asi es imposible que podamos encontrarnos a nosotros mismos. Idealizamos y proyectamos.
La única forma de poder cambiar todo esto, de poder darnos cuenta de qué nos está pasando es simplemente “mirar”, no pensar, porque al pensar estamos juzgando y cuando pensamos en algo nos convertimos no sólo en sujeto pensante sino en objeto pensado y entonces es cuando surge la confusión. Por eso tan solo hay que mirar, sin más. Es la única manera de darnos cuenta.
Todo lo que he dicho aquí está dicho con mis palabras pero pertenece a Antonio Blay, uno de los más destacados “hombres” que ha dado este país. Mi más sincero agradecimiento hacia él por el gran trabajo que hizo.
_________________________________________
Y ahora quisiera dejar un texto de alguien a quien considero un hermano y que es muy apropiado para este escrito, por su lucidez, por su brillantez y por su contundencia:
“A veces para nacer hay que morir primero, pero lo que hay que matar son los viejos convencionalismos que no nos han llevado a ninguna parte, que nos hacen sentir culpables, vulnerables, que no somos lo suficientemente buenos, que no merecemos nada.
Nos han enseñado que la vida tiene un gran sentido y cuando no se lo encontramos nos desesperamos, nos sentimos vacíos y nos queremos morir, pues yo te voy a decir una cosa, la vida no tiene ningún sentido pero es una gran oportunidad para buscar uno, las respuestas a tantas preguntas posiblemente sea nada y sólo los valientes pueden vivir en esa nada, pero esa nada nos da la oportunidad para hacer muchas cosas.
El secreto de la vida es conocerte, aceptarte, amarte y conectar con el centro de tu ser.
Todos estamos solos, la compañía es sólo una ilusión, los demás sólo son un bonus, debemos ser felices sin ninguna razón, sin esperar nada, el que no puede ser feliz simplemente porque si, el que necesita algo externo jamás será feliz, siempre pospondrá su felicidad, siempre buscará alguna excusa para no ser feliz.
Ahora bien, los sentimientos y los pensamientos debemos aceptarlos y rendirnos a ellos, así que llora y desahógate todo lo que puedas, no te reprimas nunca por ninguna razón porque hace gran daño.
Todo es cuestión de actitud y comenzar de nuevo es muy difícil, es un camino largo, yo llevo más de tres años en la lucha, pero vale la pena.
La mente es un infierno, hay que aprender a manejarla no dejes que se apodere de ti, tómate una oportunidad, eres valioso porque eres parte de la creación, eres parte del todo.
Recuerda que todo es cuestión de actitud y que somos nosotros los que decidimos como reaccionar a las cosas.
Los deseos hay que tenerlos pero hay que soltarlos porque si nos aferramos a ellos se convierten en una fuente inagotable de sufrimiento.
Eres todo lo que tienes que ser y mientras busques algo más nunca lo encontrarás.
Tú no eres tu ego, tú eres mucho más que eso.
Deja de estar distraído, deja de estar dormido y ¡despierta a la vida!”
Luis Monroy Saladén
Publicado por Antonio a las 20:32:00 69 COMENTARIOS
Etiquetas: Reflexiones
domingo, 6 de julio de 2008
Encuentro con el maestro.
La quietud del cuerpo y del espíritu, la secreta inocencia sin historia ni futuro, frágil, apenas atisbada, ruinosamente perdida por el retorno del contumaz dolor, la ineludible solidez de la cama sobre la que me dejé caer derrotada hace unos miles de pequeños infinitos instantes y esta habitación y sus secretos, el hospital y Martín, siempre Martín.
Y todo ello, y nada de ello es capaz de insuflar movimiento a este cuerpo yacente, como abandonado, cada vez más inquieto, sin la habilidad suficiente para eludir el aplastante peso sobre el pecho, la respiración de acero...
Tal vez debería cenar algo.
Abro los ojos.
La casa rebosa la estridente luminosidad de todas las lámparas encendidas a mi paso, viejo ritual infantil para conjurar el miedo.
Al fin me levanto.
Tengo un propósito válido para el segundo siguiente.
Entro en la cocina. En la fregadera una solitaria taza de té todavía humea.
Martín me rehuye.
Vacío el resto mientras mi corazón se hiela. Del congelador rescato un sanwich pasado de fecha. El suicidio o la cena, la tragedia o la comedia y entre medio la tozuda sobrevivencia.
Hoy es mi cumpleaños, sopla las velas niña y pide un deseo, dice la abuela, 35 lágrimas de luz ondeando en mi corazón a media asta. No hay velas, ni ramo de flores, ni una nota.
Tal vez ha tenido que salir a atender una urgencia digo a mi propia incredulidad que persiste incrédula.
La cerveza helada, el sanwich del microondas en bandeja de ositos y flores, la televisión y el olvido.
Me duelen las piernas. Busco acomodo en el sofá un tanto ajado que hace ya diez largos años compramos en Arnedo.
Ceno mecánicamente, como ausente, con la secreta esperanza de que el automatismo casi animal conjure la angustia.
Me estoy quedando helada. Me cubro con el chal de lana color ocre que Martín me compró en Galicia.
Martín, siempre Martín...
Zapping.
Concursos que no entiendo, películas ya empezadas, monólogos, disputas corales. Miro con aturdimiento y como alelada paso media hora sin pensar en nada, y sobre todo, sin sentir nada. Pero la ruleta del recuerdo premia tozudamente al mismo número y sin poder evitarlo me llega el aroma de Santiago de Compostela, callejas y bares de centollo y riveiro. Vacaciones con Martín. Vacaciones desoladas luchando por sacar a flote una relación desarbolada y hundida sin remedio.
Tristeza, sí, pero también la lacerante humillación de no ser capaz de despertar en él ni una gota de cariño, ni un resquicio de pasión. Vestidos, perfumes, palabras, cuentos, planes y proyectos, ilusiones de ilusionista, fracaso de indiferencia, apatía y frialdad.
Anuncios.
Sobre la mesa la historia clínica de JJ. Miocardiopatía dilatada de etiología desconocida. No existen antecedentes familiares, ni conductas de riesgo, ni abuso de alcohol u otras sustancias. Ingresado hace dos semanas, su estado general sufre bruscos empeoramientos sin razón aparente que de forma igualmente inexplicable remiten espontáneamente. Puntualmente requiere oxigenoterapia. Actualmente estable.
Al pie de la historia una extraña nota: las recaídas del paciente coinciden en el tiempo con las altas de sucesivos compañeros de habitación que abandonan el hospital milagrosamente reestablecidos.
Dos interrogaciones.
Reviso al trasluz la radiografía de su tórax.
Su sobredimensionado corazón describe una silueta casi imposible de ser contenida en un cuerpo humano.
Una patología extraña para una persona, especial, pienso.
No soy capaz de explicarme aún la honda sensación de familiaridad que al acudir a su habitación esta tarde han despertado en mí, sus rostro de poblado bigote, su voz, sus ojos, y sus hermosas manos.
Estoy cansada. La conciencia se deshilacha dispersa, la respiración se atraganta pesada como si el aire se licuara. Al fondo, junto a la escalera de emergencia un bombero nos lleva a empujones a la azotea del hospital. Una vez en ella, veo humaredas espesas que provienen de los pisos inferiores. El fuego se extiende amenazante pero estoy tranquila, sin miedo.
De pronto comienza el juego. Sogas de seis colores sujetas a una endeble barandilla y varias personas que se lanzan a practicar puenting entre risas.
Yo también deseo tomar parte y me acerco a recoger un arnés. En ese momento, JJ en persona pero con cuerpo de mujer se me acerca y me dice: el juego que te propongo es mejor aún.
¿De qué se trata? pregunto. Del puenting sin sogas ni arnés. Saltar de la mano al vacío. ¿Quieres? Estoy dispuesta contesto y dándole la mano, llena de confianza y plenamente serena me lanzo con ella y mientras vamos cayendo el espacio se vuelve denso, envolvente y acariciante como si de un ser vivo se tratase. Y cuanto más y más caemos, mayor es el calor en el pecho que de tanto ardor duele y se goza a un tiempo.
La clonación humana es una práctica contraria a los principios éticos fundamentales vocifera el televisor. Estoy envuelta en sudor, y en mi pecho siento un calor extraordinario que me asusta. Me levanto agitada y me dirijo al baño con la intención de vomitar. El sanwich caducado, pienso sin mucho convencimiento.
Me miro al espejo y me veo extraña, brillante.
El ardor no cesa, y aunque asustada por esta novedosa vivencia que me embarga, me siento feliz. Feliz, me repito, incrédula de estarlo diciendo.
El recuerdo de JJ invade mis pensamientos y la necesidad de verle y la certeza de que él puede responder a este misterio me impulsa acudir al hospital sin demora. Sopla las velas Anita y pide un deseo, dice la abuela.
Es tarde. El hospital respira silencioso rumores de sueños sin esperanza. Recorro pasillos solitarios, apenas un buenas noches Ana de un celador cuyo nombre no recuerdo. Luz cabizbaja, letreros de emergencia color verde chillón y algunas fluorescentes temblorosas, anuncios luminosos de un festejo sin nada que celebrar, sin música ni danzas.
Camino a buen ritmo, el fuego que arde en mi pecho no acepta demora.
Al fin la 373.
Abro despacio la puerta conteniendo a duras penas los latidos y el aliento, y como un furtivo me adentro sigilosa en la habitación.
Una diminuta lámpara languidece sobre la mesilla y proyecta un haz de luz azulada sobre el rostro de JJ. Está despierto y, gracias a dios, solo. En el aire una tenue fragancia de rosas.
Buenas noches, digo a media voz. Hola Ana, escucho aliviada mientras me aproximo y vislumbro, ahora sí, con total nitidez, el rostro sonriente de JJ. No sabía que fueras aficionada al puenting, dice en tono burlón, como sin venir a cuento. Pero ¿cómo sabes.?.. comienzo a decir y no acabo, repentinamente sobrecogida por una fuerza imponente que me enviste como un mar embravecido de terciopelo. Y aunque lucho y no quiero, me arrastra desnuda y desvalida hasta la orilla de un dolor profundo y primigenio. Por un instante creo morir, y me siento sobre la cama justo antes de perder la conciencia entre los brazos de JJ que me sujeta con firmeza. Ajena a mi misma permanezco hasta que, desde un lugar que no acierto a distinguir, escucho esa voz familiar que pronuncia mi nombre.
Al fin despierto.
Bajo la mejilla siento la cálida mano de JJ alejando de mi todo atisbo de temor.
Ana, Ana, susurra cadenciosamente, abre tu corazón y recuerda, más allá de la dualidad y del fruto del dolor cristalizado tu propio ser te reclama, recuerda Ana. Y de mis ojos el llanto mana despacio y lentamente viene a mi encuentro el recuerdo.
Oh Maestro. Digo sin despegar los labios. Tanto abandono, tantas frustraciones y desengaños, tantas agresiones al amor que necesito verter en el cuenco de tu mano. Ante mis ojos aún cerrados asoman las innumerables vidas en que fui mujer y fui hombre y las incontables veces que en el hombre y en la mujer te busqué sin hallarte. Desolación de un malvivir sin sentido, resignación del esclavo preso sin posibilidad de escape.
Ahora, por fin descanso, el ocaso del dolor, regueros de miel caliente reconfortan mi corazón y en el límpido cielo azul.
¡Oh mi maestro, Guru Rimpoché¡.
Abro los ojos, me incorporo lentamente y poso mi mirada sobre los ojos luminosos y plenos de infantil inocencia de JJ.
Siento el descenso de un poderoso silencio sólo roto por el espontáneo fluir del mantram OM AH HUNG BENZA GURU PEMA SIDDI HUNG.
La mirada de JJ es ahora la puerta a un abismo insondable, una planicie vacía, sin habitante, los ojos como un espejo detrás del cual no hay nadie.
No temas, me dice, reposa en el eterno presente donde mora aquello que nunca nace ni nunca muere, donde quien mira, lo mirado y el acto mismo de mirar son indiferenciados, allí donde maestro y discípulo son uno, el ser.
Hoy es un día auspicioso y el sol brilla en la oscura noche. Será mejor que vuelvas a tu casa y descanses.
Trato de resistirme pero suelto. Mi corazón desborda gratitud. ¿Te veré mañana? pregunto con aprensión. Puede, contesta enigmático.
¿Y tu corazón?, Estás muy enfermo ¿ lo sabes? digo con vehemencia.
No te preocupes Ana, lo que tenía que hacerse se ha hecho. Mañana mi corazón recobrará la salud y estará fresco y lozano como el de un recién nacido.
Silencio.
Con ambas manos juntas sobre mi pecho me inclino con respeto y gratitud y me despido.
Descanso profundamente pero apenas duermo. Me levanto ligera, vital con la alegría de una enamorada.
JJ está en mi pensamiento, en el aire que respiro, en las plantas que riego, en la comida que cocino, en los pliegues del tiempo y del no tiempo, en la canción que tarareo, en la ducha caliente y el pelo recogido, y lentas muy lentas pasan las horas de tanto que anhelo volver a verlo.
Al fin llega el momento de salir y no sé que ponerme. El ropero se me antoja gris, anodino, al gusto de una extraña. Me decido por unos jeans y una camisa entallada de color teja. En el espejo me veo guapa, radiante.
Voy a pedirme un taxi. Junto al teléfono, envuelto en un papel de regalo de fealdad inenarrable un pequeño paquete con un escueto y estándar "Felicidades".
No lo abro.
Compruebo que llevo dinero en el bolso y salgo.
Cardiología.
Desfile de ansiedades, penoso trajinar de resignaciones. Enfermedad, decrepitud y muerte.
Cuanto dolor y tristeza, cuanto temor a la última y definitiva pérdida.
Siento una fuerza compasiva que se abre paso en mi interior, y cómo detrás del dolor, allá en el fondo, mana incesante el elixir gozoso de un amor sin objeto, impersonal, universal y excelso.
Pregunto por JJ. Tras hacerse unas pruebas, ha pedido el alta voluntaria bajo su responsabilidad y se ha ido, Me siento desolada.
Sobre la mesa de mi despacho un electro y una radiografía. ¡Qué alegría! Tal como me dijo, su corazón ha renacido. ¡Oh maestro, cuando volveré a verte!
Café a media mañana, los terrones se disuelven impotentes, tres meses de vanos intentos por saber algo de JJ. Entre tanto, la vida empujando, intensa , llena de cambios. La soledad, ahora sí, plena, la ilusión del trabajo como entrega, una felicidad que se irradia sin reserva.
Se acerca Elena. Le veo preocupada, triste. ¿Puedo hablar contigo? Claro, le contesto. Si quieres, ahora mismo. Entramos en mi despacho. Nos sentamos una a frente a la otra, la mesa como frontera.
De momento, calla. Diez años trabajando juntas y es la primera vez que hablamos con cierta intimidad. Años de envidias y recelos mutuos.
- Ana, dice, mi marido lleva tiempo en paro y ha cambiado. Entre el y yo ya no... y vuelve a callar al tiempo que levanta la vista y la detiene, como perdida, en ese resquicio donde uno ve pasar toda su vida. Repentinamente me mira. Ana, ¡no puedo más! y comienza a sollozar con amargura. Me levanto con ademán de abrazarla y se deja. Perdóname Ana por todos estos años. No te soportaba. Me parecías fría, distante e intolerante. Ahora estás distinta, y siento haberme equivocado tanto contigo.
- No importa, Elena, eso ya pasó.
- Eras todo lo que yo deseaba ser y nunca podría alcanzar.
- Si supieras, Elena, lo infeliz que era. Nos miramos a los ojos con franqueza y sin mediar palabra nos echamos a reír como dos colegialas alocadas.
Se seca las lágrimas y se ahueca un poco el pelo. Gracias por todo, Ana dice y se dirige hacia la puerta, pero, justo antes de salir, se vuelve. Casi lo olvido, esta mañana ha llegado un paquete a tu nombre. Lo he dejado en tu taquilla.
Gracias Elena.
Con mi nombre escrito a mano, cuidadosamente envuelto en un papel azul oscuro muy elegante, parece contener un libro.
Lo abro despacio para comprobar que en efecto es así.
Leo el título "Vida y enseñanzas de Guru Rimpoché" y mi corazón se acelera desbocado. Pero, hay más. Un recorte de prensa y una foto. Es una esquela. JJ ha muerto. El dolor me aprieta hasta ahogarme. Entro corriendo en mi despacho y lo cierro con llave. Me desplomo en la butaca sin ser capaz de encontrar ni un solo pensamiento que pueda consolarme. Con aturdimiento, cojo entre mis manos la fotografía. En ella JJ y a su lado una mujer mayor, aquella con la que salté al vacío hace tres meses en mi primer sueño revelador.
Detrás, escuetamente, una dirección.
Mi corazón se inflama de amor y gratitud por la certeza de que mi anhelo de ver de nuevo a mi maestro se cumplirá.
Amorrortu
Publicado por Fuego a las 19:46:00 28 COMENTARIOS